Molino “El Campero”,
Una tradición que se muele con amor en San Pedro
Para Patricia Jiménez moler el nixtamal y el chile colorado en un molino, como en tiempos de antaño, es un arte y una bendición, ya que dice, que este oficio le fue inculcado por Rosalío López, a quien ella quería como un abuelo, sin serlo. Ahora, ella y su esposo José Alfredo tienen un molino para moler nixtamal como negocio, Molino “El Campero”, así se llama y es de donde obtienen recursos para la familia.
Dice Patricia que ya tienen 17 años con el negocio en la zona centro de la ciudad. Como semblanza, cuenta que hace 70 años había varios molinos en la ciudad, que eran manejados por un administrador que le rendía cuentas a un propietario en la ciudad de Torreón.
Al ya no poder manejar los molinos, el patrón se los brindó a los trabajadores, entre ellos estaba Rosalio López, quien siguió manejando su negocio, un molino de petróleo con arranque de cran. Ya después José Alfredo y Patricia se encariñaron con el negocio y desde hace 17 años siguen trabajando, ahora con un molino eléctrico, pero utilizando las mismas herramientas, sus manos y su amor al arte para manejarlo.
“Eran otros tiempos, yo de niña me acuerdo, que las amas de casa acudían desde la madrugada a los molinos, en la ciudad y en los ejidos, hacían cola con sus tinas de masa a un lado, esperando su turno para moler, y aprovechando el tiempecito para echar el chal, JA, JA, JA. Pero era una tradición ir a moler la masa al molino, como “Me acuerdo que antes, las amas de casa acudían desde la madrugada a los molinos” recuerdo más vago, les cuento que en la misma masa molida, las señoras ponían las monedas que les daban como feria, algo raro, pero así era en aquellos tiempos”, dice Patricia.
“Los tiempos han cambiado, pero gracias a dios seguimos teniendo clientela en nuestro molino “El Campero”, su nombre, porque es tradición del campo sampetrino, ya que del campo nace el maíz, el que se desgrana en los hogares y ya después se cuece el nixtamal para llevarlo al molino”...
Menciona que en la actualidad, la gente aún acude a su molino, a encargar masa para las gorditas de cocedor, chile colorado para las fiestas de aniversario y rosarios, pero también para la maquilación de chorizo.
“Aún es negocio el molino, aparte, a mucha gente le gusta venir para ver el proceso, como echamos el nixtamal, como sale, de igual manera - oler el chile colorado cuando se muele con otros condimentos, en fin, huela a tradición y a campo sampetrino. Y no es tanto por el negocio, más bien, queremos seguir con esta hermosa tradición, porque deseamos que las nuevas generaciones vean que en San Pedro todavía quedamos gente con cultura de antaño, legado de nuestros antepasados”…