Juicio de Felipe Ángeles ya auguraba su muerte
El hombre era tan querido, que muchos cabecillas rebeldes ofrecieron entregarse a fin de que le conmutaran la pena de muerte por cárcel, o algo similar
Para México el oficio o profesión de aviador era una absoluta novedad. Uno de ellos fue José R. Rivera de 20 años, quien fue muerto por presuntos villistas en las inmediaciones de Sierra Mojada, en un rancho llamado El Bufido.
Rivera viajaba en la flotilla del capitán Roberto Díaz que iba en consigna de atender debidamente a los infidentes villistas que todavía quedaban por Chihuahua. Al joven se le encomendó transportar a Pablo Quiroga, el general que presidía el juicio contra Felipe Ángeles y se le descompuso el avión.
Pero sin mayores problemas, el joven aviador pidió la hélice de refacción y Quiroga se fue a Chihuahua al juicio. En cuanto llegó la hélice, el aviador arregló el problema y fue abordado por un grupo de malandros que le dieron brutal muerte, junto con el hacendado Casale. Esos hechos pasaban seguido y eran muy impactantes. Fomentaban la opinión contra los villistas, sin que necesariamente fueran de ese bando los malandrines.
Se acercaban las fechas navideñas y el padre Fray Domingo de la iglesia del Carmen organizaba cada año una colecta de prendas de vestir para los niños pobres. La gente también podía donar juguetes para hacer feliz la noche a esas criaturas. Se sumó la señorita profesora Rebeca Castro para hacer una función de teatro y recolectar fondos.
Buenas noticias desde las hermanas repúblicas de América del Sur. Estudiantes colombianos y panameños hacían intensiva propaganda a favor de nuestra patria ante los conflictos que nos ganamos gratis contra los gringos, e invitaban a la unión latina.
Avanzaba el socialismo en Italia. De modo que la monarquía se veía tambaleante y la osadía estaba al filo del abismo. Como hemos hablado previamente, se pretendía derrocar a Víctor Manuel III. Estos tiempos fueron la penúltima estocada a los gobiernos de reyes marcados con la divinidad. Aún quedan monarquías vivas y exitosas.
La cuestión por entonces era que se habían producido ataques contra el rey italiano. Entonces como ahora, todos aplicaban eso de muerto el perro se acabó la rabia. Pero la rabia es lo único que nos ha quedado. Víctor Manuel no lo sabía pero había aún futuro en el, y a la fecha, sigue siendo motivo de controversias.