Amparo Dávila, la vivencia de la literatura fantástica
Para Alejandra Amatto, la autora se enfrentó a su condición de mujer y a un género marginal
“Su mundo es siempre uno, y lo maravilloso es que es polifacético, diverso”: Schneider Una característica de sus homenajes es que los jóvenes son quienes han tomado la palabra
La escritora Amparo Dávila llega a los 90 años de edad. Hay una historia de su infancia que le dejó una huella que la ha acompañado: tenía ella cinco años cuando falleció un hermano menor, un dolor que tomó la forma de soledad con la cual pasó sus primeros años en Pinos, Zacatecas, casi en medio de la nada, donde creció como hija única, solo acompañada de los muertos que traían de las rancherías cercanas para ser enterrados en el lugar, y de la biblioteca de su padre. “El mundo de Dávila es siempre uno y lo maravilloso es que ese solo mundo es polifacético, diverso. Nace siempre de lo cotidiano, diría de lo modesto, de los sin nombre, pero que poco a poco, sin nerviosismo, sin intranquilidades va recorriendo un lento camino hacia lo insólito; es una ruta al erizamiento”, escribió Luis Mario Schneider en el número 81 de Material de Lectura, dedicado a la escritora zacatecana.
La escritura fue una manera de mostrar a los espectros que han acompañado a Dávila (21 febrero de 1928); la poesía ha tenido espacio en su obra e incluso fue su primera expresión literaria con la aparición de los libros Salmos bajolaluna, Meditacionesala orilla del sueño y Perfil de soledades, que, de distintas maneras, tienen su origen y escritura en su natal Pinos.
Pero en la Ciudad de México, de la que conoció sus monstruos y fantasmas, terminó por definir una manera de entender la literatura, con la aparición de Tiempo destrozado (1959), Músicaconcreta (1964) y Árboles petrificados (1977) con el cual incluso ganó el premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores. “Los tres volúmenes son la constatación de una obsesión, de una terquedad que asombra”, según escribió Schneider.
Exacta belleza
Alguno hablan del terror como el sello de la literatura de AmparoDávila, una convencida de que hay textos técnicamente bien escritos, pero que pueden nacer muertos porque no quedan en la memoria del lector: “No creo en la literatura hecha solo a base de la inteligencia o la pura imaginación”, ha dicho en distintas ocasiones. “Trato de lograr en mi obra un rigor estético basado no solo en la perfección formal, en la técnica, en la palabra justa, sino en la vivencia. La sola percepción formal no me interesa, porque la forma no vive por sí misma; es, digamos, la sola justificación de la escritura”, comentó.
La escritora suele mostrar su interés por lo que llama la literatura vivencial, “ya que esto, la vivencia, es lo que comunica a la obra la clara sensación de lo conocido, de lo ya vivido, y hace que perdure en la memoria y en el sentimiento, y constituye su fuerza interior y su más exacta belleza”.
Cuando habla de los jóvenes escritores les hace una recomendación: si quieren escribir literatura de terror o de lo que sea, “que escriban buena literatura, que no sea a base de pura inteligencia; no creo en ésta, yo creo en la sensibilidad, indudablemente”, ha dicho la narradora zacatecana, quien a sus 90 años de edad sigue con la escritura, con la idea de publicar poemas chiquitos, “poemas de ayer y de hoy”.
En un país en el que la literatura escrita por mujeres ha tenido que enfrentar desafíos grandes y diferentes, la obra de Dávila debió superar esa realidad; hay quien dice que se interesó en el género fantástico como una forma de escribir y publicar, porque era considerado evasivo y lúdico, al que no se le prestaba mucha atención.
De acuerdo con Alejandra Amatto, investigadora, académica y doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de México, Dávila “se enfrentó a dos contracorrientes en su juventud: su condición de mujer y su elección de escribir literatura fantástica, un género marginal en las letras mexicanas de esos años”.
Una de las características de los homenajes que ha recibido la escritora para conmemorar su llegada a los 90 años es que son los jóvenes lectores quienes han tomado la palabra, lo cual habla de la vigencia de una obra literaria que, al mismo tiempo, se ha llevado a distintas lecturas en voz alta, sobre todo en YouTube, donde se puede hallar distintos acercamientos a sus relatos.
Considerada una de las escritoras de literatura fantástica más importantes en las letras mexicanas, también es cierto que la obra de Dávila parece estar en esa frontera entre lo real y lo fantástico; al fi nal, su escritura terminó siendo una forma de reflejar las partes más oscuras de los seres humanos, sin importar la etiqueta que se le quiera colocar.