Dijo “Me violó” ¡No se distraigan!
stoy tan enojada que no sabía bien por dónde empezar este texto, pero de pronto me quedó muy claro. De lo que tenemos que estar hablando no es de nuestras opiniones sobre cómo fue lo que dijo Karla Souza respecto a la violación que asegura haber sufrido (y yo no tengo motivo en el mundo ni derecho siquiera a cuestionarlo) si no de cómo erradicar esta cultura que nos hace pensar dos cosas: una, que nuestras opiniones son tan válidas como la verdad; y dos, que los hombres pueden salirse con la suya si es que tienen el menor poder sobre una.
La primera es muy sencilla. Vale absolutamente madres lo que opinemos respecto a cómo Karla debió haber procedido después de vivir lo que vivió. No es nuestro asunto. Hasta que nos pasa, no sabemos cómo vamos a reaccionar. Cómo vamos a tardar en comprender lo que nos pasó. El miedo, y ni siquiera a los demás, al mismo hecho de aceptar que ocurrió y saber que vas a tener que vivir con ello.
A todos los nulos de corazón y lógica que optaron por insultar a Karla en las redes sociales solo les deseo que nunca pasen por algo así. Hay demasiadas cosas que no sabemos todavía. Si ella no ha dicho un nombre, sus motivos tendrá. Que Televisa haya decidido hacerlo público de esa manera, sus razones (seguramente legales) también tendrá.
Pero lo que no podemos permitir es ese odio entre aquellos que lo han expresado abiertamente. Aquellos que no entienden el proceso de una víctima de abuso sexual y niegan todo diciendo “¿Por qué no hizo nada antes?” ¡Por mil y un motivos! Y ninguna de nuestras opiniones es relevante. La verdad sí lo es. Pero esa solo lo saben dos personas.
La otra cosa que literalmente me causó dolor de estómago ayer fue ver cómo un acto de valor, con intenciones de hacer un cambio para bien, empezó a ser narrado cómo un capítulo más entre la añeja guerra entre Carmen Aristegui y Televisa. ¿Se da cuenta de cuánto dinero hay en juego? ¿De lo poco que le convenía a Televisa perder a Loza? ¿De las cloacas que se van a destapar si ya no hay nada qué perder? ¿De lo preparados que estaban legalmente para este trancazo? ¿Desde cuándo sabían? ¿Cuánto callaron? ¿A cambio de qué?
Una vez más los intereses legales y comerciales antes de los humanos. Difícilmente habrá empresa (en el mundo) que pueda tirar la primera piedra. Pero no hay que distraernos. Una mujer dijo públicamente que vivió algo espeluznante. Una mujer que salió adelante y nada tenía qué ganar a estas alturas más que la verdad con pronunciarse. Hay muchas vidas en juego aquí y por eso lo que opinen los pajaritos azules no tiene la menor importancia.
Por eso les pido, no dejemos que un grito de ayuda valiente, y que habla por muchas (y sé que por muchos también), quede perdido en el “delicioso” chisme de la guerra de las televisoras, periodistas o empresas. Mil opiniones. Una verdad. No se distraigan. Dijo “me violó”. Con todas sus letras. Sea quien sea, aguantemos hasta tener la versión más completa de la historia antes de aventar horrores como los que hemos oído y leído hoy, ¿cómo ven?