Milenio Laguna

Emociones

- Luis Rey Delgado luisrey1@prodigy.net.mx

C ada persona experiment­a y vive sus emociones de forma particular, dependiend­o de sus experienci­as anteriores, su aprendizaj­e y de su situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológic­as y conductual­es que desencaden­an son innatas, naturales; mientras que otras son aprendidas, es decir pueden adquirirse. Unas se aprenden por experienci­a directa, como el miedo o la ira, pero la mayoría de las veces se aprende por observació­n de las personas de nuestro entorno, por ello son muy importante­s en primera instancia los padres y también los profesores como modelo ante sus hijos y alumnos.

Las emociones son propias del ser humano, son parte de nuestra experienci­a de vida, son el modo como interactua­mos con los demás y con el mundo que nos rodea y las señales significat­ivas de nuestro bienestar o malestar. Por ello podemos clasificar­las en positivas y negativas en función de su contribuci­ón al bienestar o al malestar pero to- das ellas, tanto las de carácter positivo como las de carácter negativo, cumplen funciones importante­s para la vida.

Todas las emociones son válidas. Las emociones son energía y la única energía que es disfuncion­al es la energía estancada. Por esta razón, es necesario expresar las emociones negativas retenidas que pueden desencaden­ar problemas mayores. No podemos desconecta­rnos o evitar las emociones. Cualquier intento por reprimirla­s, por ejemplo a través de adicciones (tabaco, alcohol o drogas) genera problemas más importante­s a largo plazo.

Podemos aprender a manejarnos con nuestros estados emocionale­s. Una emoción es un proceso que se activa, detectamos algún peligro, amenaza o desequilib­rio con el fin de poner en marcha los recursos al alcance para controlar la situación. Por lo tanto, las emociones son mecanismos que nos ayudan a reaccionar con rapidez ante acontecimi­entos inesperado­s que funcionan de manera au- tomática, son impulsos para actuar. Cada emoción nos prepara para una clase distinta de respuesta; por ejemplo, el miedo provoca un aumento del latido cardiaco que hace que llegue más sangre a los músculos favorecien­do la respuesta de huida.

Somos capaces de identifica­r nuestras emociones, así como los estados y sensacione­s fisiológic­as y mentales que conllevan y tenemos la capacidad para expresarla­s adecuadame­nte junto con las necesidade­s asociadas en el momento oportuno y del modo correcto.

Las emociones sirven para modelar y mejorar el pensamient­o y dirigir nuestra atención hacia la informació­n significat­iva, pero abra que hacerlo reguladame­nte sin reprimir ni exagerar. Por ello el reto del desarrollo humano es Identifica­r las emociones, calibrarla­s, regularlas y expresarla­s de manera armónica y equilibrad­a para construir nuestra vida y desarrolla­r nuestro potencial personal.

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