Milenio Laguna

Reabren frente a UNAM el paseo delas almo ne la

Los puestos cuentan con tomas de gas natural y energía eléctrica

- Francisco Mejía/

Los comerciant­es de alimentos de El Paseo de las Facultades, conocido por la comunidad universita­ria como Paseodela Salmonela, estrenaron puestos con instalacio­nes subterráne­as de gas, luz y agua. Todo se ve limpio, cocineros con mandil, gorro y tapabocas, cazuelas nuevas y extinguido­res.

En la parte norte de ese paseo quedaron 31 puestos de alimentos, de los 61 que existían nueve meses atrás. Más de la mitad de los negocios serán reacomodad­os durante la segunda etapa del proyecto, prometiero­n autoridade­s capitalina­s. Sin embargo, los mismos comerciant­es externan su preocupaci­ón por los empleos perdidos durante la reubicació­n.

Cada uno de los comerciant­es pagó 20 mil pesos por los nuevos puestos, fabricados con perfil tubular rectangula­r, techo, medidor de gas natural y energía eléctrica. Además se renovaron las aceras y los jardines.

Ramón Cantera, vendedor del paso, declaró: “Quedamos satisfecho­s, solo que los puestos están muy juntos; antes había más espacio y cabían mesas; deberían autorizarn­os colocar algunas, con sombrillas semifijas.

Hace falta mayor espacio para la clientela que llega en las horas del almuerzo o la comida. Cada uno de los puestos solo tiene seis bancos altos de fierro colado que la organizaci­ón Los Rescatador­es A C vendió a mil 500 pesos cada uno. “No son funcionale­s”, según la comerciant­e María Eugenia Camacho.

Los vendedores se niegan a que ese pasillo, donde laboran, sea apodado El paseo de la Salmo ne la. Al respecto, Víctor Manuel afirma: “Estudiante­s y maestros le pusieron ese sobrenombr­e. La verdad aquí se come limpio, todas las cosas de primera y todo es del día”.

Para que no quepa duda, dice, “nosotros también comemos de aquí. La fruta se desinfecta. Hasta ahorita no conozco a nadie que se haya enfermado”. Voltea a ver a un cliente suyo que almuerza y señala: “Aquí está el doctor Fernando, tiene muchos años comiendo conmigo, que diga si se ha enfermado”.

Todos los entrevista­dos re- cuerdan lo sucio que estaba ese pasillo nueve meses atrás. Ángeles Ponce, quien trabaja en la Facultad de Medicina, afirma que “antes se veía desordenad­o y no tenía el adecuado mantenimie­nto. Yo soy cliente de mucho tiempo y nunca he tenido un problema estomacal, todo bien con los alimentos”, detalló.

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FRANCISCO MEJÍA La zona fue techada para beneficio de vendedores y clientes.

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