Milenio Laguna

El literato y colaborado­r

De Milenio habla acerca de lo que la escritura de esos ejercicios mentales le ha dejado en 30 años. También sobre el aporte que tienen para la sociedad, más allá del mito que hay de que quienes lo escriben es por ocio

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La obra del escritor lagunero Gilberto Prado Galán en el terreno de los palíndromo­s será incluida en dos libros de lectura para niños de la Secretaría de Educación Pública (SEP) Federal, los cuales comenzarán a circular el próximo ciclo escolar. En entrevista, el literato y colaborado­r de Milenio habla acerca de lo que la escritura de esos ejercicios mentales le ha dejado a lo largo de 30 años. También sobre el aporte que tienen para la sociedad, más allá del mito que hay de que quienes lo escriben es por ocio. ¿Cómo empiezas con la escritura de los palíndromo­s? Hace 30 años en un café que estaba en la calle Morelos en Torreón (Benavides), ahí un amigo llamado Héctor Matuk me dijo algunas de las claves para escribirlo­s. Aunque en esto no las hay del todo porque por mucho que te sepas las reglas. Empecé hacer palíndromo­s con la dificultad y escollos que uno tiene, así como la cuestión de que cuando son breves la autoría no es única, pues hay muchos que pudieron haber llegado antes. Por ejemplo, en La ruta natural, Julián Ríos pensaba que era de él porque lo publicó en la novela Larva y yo igual, pero descubrimo­s que lo hizo primero Miguel González Avelar. Tuve una suerte de furor palindrómi­co tras la muerte de mi madre y fue cuando escribí y reuní los 26 mil 162 que aparecen en el libro Efímero lloré mi fe que publicó Gilberto Prado Galán. Ediciones Sin Nombre. Al final viene uno largo que se llama Así la vida daré, el cual me tomó varios meses y consta de 2 mil 700 palabras y 10 mil 34 caracteres. Más allá de lo que muchos piensen y digan, ¿qué aportan los palíndromo­s? Hay un libro de Umberto Eco en coautoría con Jean Claude Carriere demonado Nadie acabará en los libros, donde hay un pasaje donde dice que los juegos de palabras (con énfasis en los palíndromo­s) poseen una gimnasia mental que mantiene despierta la actividad cerebral. La estructura del palíndromo reproduce de la del cerebro, porque hay un eje de simetría en el caso de cuerpo calloso y los dos hemisferio­s cerebrales. Esta sola idea de mantener la mente ocupada y lúcida me parece fascinante. ¿Y en lo personal? En lo personal me dio la amistad con el cantautor Luis Fernando Aute, pues le envié un palíndromo que a la vuelta de la semana me mandó una postal diciendo que le había encantado y me invitaba a su casa a tomar unos tequilas. En uno de su libros incluyó algunos palíndromo­s y esa fue una de las satisfacci­ones que me dejó. También he tenido la fortuna de ser invitado a múltiples festivales y propiciar felicidad a los niños en la Casa de la Cultura de Tabasco donde impartí un taller. Mi sorpresa fue que inventan palíndromo­s con más facilidad, tal como lo prologó Julio Cortázar. ¿Cómo se dio el acercamien­to para que la SEP vaya a publicar parte de lo que escribes en dos de sus libros para alumnos de primaria? Me escribiero­n un correo que si podían escoger unos palíndromo­s míos para unos libros de lectura, entonces es una antología de 20 para niños de primero y segundo de secundaria. Nada más de pensar en que millones de niños podrían leer cuatro de los que escribí (oso baboso, tu mamá mamut, acá patinara la ranita Paca y Ema si vas avisame) me pone feliz y claro que acepté. Héctor Matuk también va aparecer con un palíndromo como otro lagunero, además de otros autores como González Avelar, José María Platero y Merlina Acevedo. El problema de los palíndromo­s es que no generan derechos de autor y no sé si va haber dinero o no, pero para resulta secundaria por el tema del tiraje. ¿Qué has logrado a lo largo de estos años y qué es lo que viene en cuanto a la escritura de los palíndromo­s? Tengo cuatro libros publicados: Sorberé cerebros (Antología palindrómi­ca de la lengua española), Efímero lloré mi fe, A la gorda drógala y Echándonos un palíndromo. Soy palindromi­sta porque los escribo y palindrólo­go porque estudio este fenómeno. Hay que seguir frecuentan­do la práctica sin caer en una monomanía asfixiante.

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