Milenio Laguna

Ram, la caricatura como arte de vanguardia

Almadía publica un libro con piezas del dibujante oaxaqueño, cuyo arte es tan notable como los de Germán Cueto o Mathias Goeritz, según El Fisgón

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Jesús Alejo Santiago/ México

Héctor Ramírez Bolaños nació en Tlaxiaco, Oaxaca, en 1923; desde muy temprana edad demostró sus cualidades con el dibujo, por lo cual buscó espacios para mostrar su trabajo. Uno de los más importante­s fue la revista Don Timorato, donde desarrolló un trazo que muy pronto lo hizo distinguir­se del resto de sus compañeros caricaturi­stas, una de las razones por las cuales Rius se sintió atraído hacia su obra.

Sin embargo, poco se conocía de Ram —como firmaba sus trabajos—, por lo cual Rius se dio a la tarea de recuperar buena parte de su obra, con la colaboraci­ón de Rafael Barajas ElFisgón, que se publica en el libro Ramhavuelt­o (Almadía, 2018), considerad­o como un volumen póstumo en la bibliograf­ía de Rius. “El personaje rescatado por Rius era un gran artista”, asegura Barajas, “un dibujante de primera. Estoy convencido de que era parte de las grandes vanguardia­s mexicanas de mediados del siglo XX: un gran artista, poco reconocido, pero que estaba muy al tanto de la producción plástica en México, Europa y el mundo en general, a fi nales de la década de los 50”.

Cuenta el también caricaturi­sta que a Ram se lo podría considerar como un artista de vanguardia a la altura de Germán Cueto o de Mathias Goeritz; incluso si en una sala de un museo se expusiera a los artistas de la vanguardia mexicana, “allí tendría que estar Ram”, creador que estaba lejos de lo que se ubica como caricatura… y no. “La caricatura tiene un papel muy importante en la fundación del arte moderno: Honoré Daumier empezó en el impresioni­smo, el dibujo también pesó mucho en la creación del expresioni­smo alemán, y muchos artistas de vanguardia de principios de siglo XX fueron caricaturi­stas, empezando por Monet, Picasso y Duchamp”, explica el también historiado­r de la caricatura en México.

Trazos de un artista

Desde la perspectiv­a de Barajas, la libertad que le daba la caricatura a los dibujantes en el siglo XIX influyó en la creación del arte moderno. Entonces floreció una gran diversidad de estilos que retomaron los caricaturi­stas como un juego y, al hacerlo, los divulgaron al grado de contribuir de forma importante a populariza­r el arte moderno o las lógicas de las vanguardia­s. Un asunto fue que se viera a las vanguardia­s como algo amenazante, que rompía los cánones estéticos, y otro es que divirtiera. “Los caricaturi­stas mexicanos jugaron un papel muy importante en este proceso. En la revista Fantoche hubo un caricaturi­sta que hizo piezas prácticame­nte cubistas: Alfredo Zalce. Y Ram fue discípulo de toda esta escuela, provenía de esta vertiente: es claro que conoció los dibujos cubistas de Zalce y que sabía de las vanguardia­s europeas de 1940 a 1950. Sus trabajos son parodias o pastiches de piezas de Matisse, de esculturas de Henry Moore, de obras de Brancusi y de Miró”. Los trazos de Ram lo diferencia­ron de entre el resto de los caricaturi­stas, más allá de que su obra no sea tan conocida en la actualidad, reconoce ElFisgón, gracias a que construyó un lenguaje propio, aunque algunos de sus cuadros son homenajes a la Escuela Mexicana de Pintura: “Era un artista muy culto, muy enterado y entregó un material muy fresco. “Creo que dejó mucha huella. Trabajó pocos años, tuvo una vida un poco accidentad­a, pero considero que influyó a artistas como Rius —como él mismo lo reconocía—, Alberto Isaac y Abel Quezada. La verdad es que es un artista extraordin­ario: si revisas sus retratos, se parecen a los personajes pero, a la vez, son piezas abstractas”. Tras su muerte en 1979, sobre su obra se dio un gran problema: no hubo coleccioni­stas del trabajo de Ram ni tampoco galeristas que se interesara­n en su obra ni críticos de arte que hablaran sobre él, lo que ha hecho que el personaje haya sido olvidado. De ahí la importanci­a del esfuerzo de Rius para recuperar al artista oaxaqueño, según Barajas. “Ram estaba activo cuando Rius empezó a trabajar; lo admiraba, le gustaba mucho su trabajo. Entonces se le acercó, lo vio trabajar, se inspiró en él e incluso fueron amigos. Supe de Ram por la revista DonTimorat­o; me di cuenta de que dentro de la publicació­n sobresalía, fulguraba. Empezaba a ver la publicació­n y siempre que me encontraba con un dibujo extraordin­ario, abstracto, fuerte, muy preciso, sintético, era de él. Era de primera línea. “Se puede aplicar una frase de Rius dentro de Ramhavuelt­o: ¿era un caricaturi­sta que quería ser pintor o un pintor que prefería los monos? En los dos campos se hizo ver bien”.

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Colaboró en revistas como DonTimorat­o y Fantoche.
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ESPECIAL
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