Presenta Vladimiro Rivas su antología en la FILPM
En su literatura, Vladimiro Rivas (1944) intenta mantener la atención y la tensión del lector con la idea de que éste se refleje en sus personajes y en sus historias. Esta intención es con una visión humana, argumenta. Ahora ha reunido algunos de los cuentos que ha publicado en los últimos años en la antología El amante y el artefacto soviético, que fue publicada por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y presentada el pasado sábado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).
Los comentarios corrieron a cargo del crítico de ópera Gerardo Kleinburg, y el editor César Tototzintle, quien también participó en la formación del libro. En la antología se presentan algunos de sus cuentos más representativos como “Música para nadie” y “Papá”; a su vez, el escritor mexicano y ecuatoriano considera que los criterios de selección fueron más cualitativos, aunque también, ya en retrospectiva, se le escaparon algunos relatos que debió incluir, como “El tren”. “Cuando yo me siento a escribir me figuro que soy Borges o Rulfo, pero cuando termino de hacerlo, me doy cuenta que no paso de ser Vladimiro Rivas. Entonces, uno tiene que resignarse a lo que puede hacer. En ese aspecto puedo decir que yo tengo mi voz propia por mis maestros: Borges, de quien aprendí la audacia para plantearse mundos imaginarios, y Rulfo, la autoexigencia y la idea de que toda narración tiene, o debe de tener, un ritmo”, argumentó el autor ante los asistentes.
Además, el también colaborador de MILENIO explicó que su otro gran maestro es Chéjov, quien, con su sentido humano y su ternura extraordinaria, le enseñó la idea de que un cuento es un iceberg donde lo que sabemos es solo la superficie. Habló, de igual manera, sobre su aprendizaje musical y reconoció la influencia de éste en sus historias.
Sobre el libro, Kleinburg mencionó que la obra está muy comunicada con la música y sus formas, pero que ese no es su único mérito, ya que también la capacidad del autor para evocar situaciones hizo que pudiera identificarse: “Eso es lo mejor que puede pasarte con un autor, lo único que realmente deseas cuando estás leyendo: darte cuenta de que tú estás ahí. Si lo descubres, si tu sientes eso, el autor realizó su trabajo”, concluyó.