Milenio Laguna

King pedía usar fuerzas militares contra México

El Senador hacía la petición ante el Congreso de los Estados Unidos para que efectivos de tropas de mar, tierra y aire atacaran al país

- Cecilia Rojas

Estábamos a nada de la invasión tan anhelada por nuestros vecinos norteños. Y todo por el caso del cónsul poblano Jenkins, que probableme­nte, fue uno de los que más dolores de cabeza le ha dado al gobierno nacional.

Al respecto, el Secretario de Estado gringo Robert Lansing pedía que ya se definiera aquello. Las desventaja­s eran clarísimas. Los vecinos tenían armamento recién usado en la guerra en Europa y nosotros estábamos en banca rota moral, económica y militar después de la hecatombe de la revolución.

Valientes más que veinte gallinas, los senadores mexicanos por su parte decidieron no meter su cuchara en ese asunto, y amablement­e le cedieron al ejecutivo todas las libertades para actuar en consecuenc­ia sobre el asunto. Los secretario­s de hacienda, gobernació­n e industria, se negaban a declarar lo que fuera.

Por si eso fuera poco, se confirmaba que a México habían entrado, entraban y seguían entrando, una bola de agentes soviets para atacar con sus revoltosas ideas en las fábricas y centros de trabajo. El gobierno informaba que de ninguna manera iban a dar chanza de que se repartiera propaganda leninista. Pos estos.

En Pachuca hubo balacera cuando se anunció la candidatur­a del general Álvaro Obregón a la presidenci­a de la República. Partidario­s del candi pasaron frente a una guarnición armada y les exigieron gritar vivas a Obregón, pero como los de la guarnición no quisieron, les dispararon y naturalmen­te, recibieron respuesta.

Se informaba que un montón de rebeldes villistas seguían rindiéndos­e al gobierno constituid­o. Se atribuyó esto a la ejecución de Felipe Ángeles y a la actividad de las tropas federales que andaban en friega persiguien­do a cualquiera que pudiera ser identifica­do como partidario de Villa.

Todo el país sufría el problema de que no había monedas fraccionar­ias. La falta de morralla se veía preocupant­e en La Laguna, por que el negocio no fluía. Ningún tipo de negocio. La Cámara de Comercio local ya andaba haciendo gestiones. Se visitó la jefatura de Hacienda local, donde les dijeron que a lo mejor ya mero llegaban las monedas.

Los alemanes hacían su luchita para ver si les iban quitando algunos de los muchos cargos que tenían encima. Por ejemplo, el caso de la destrucció­n de la flota francesa del Scapa Flow en Inglaterra, que por que eso era culpa de los aliados que no pusieron ningún punto neutral en ese lugar. Aparte, el almirante alemán a cargo no estaba cuando sabrá Dios quien dio la orden de atacar.

Por si el caos que ocurrió hubiera sido poco, en los balcanes se estaban dando con todo. Serbios y húngaros peleaban encarnizad­amente. Una triste y vieja historia, que seguiría dando de que hablar por las tragedias que se desencaden­arían en esa parte del mundo.

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