Milenio Laguna

Se ‘rumoraba’ sobre la detención de Villa

Periódicos gringos habían publicado que al parecer, aunque lo más seguro era que quién sabe, habían agarrado por fin al amoral vándalo Pancho Villa

- Cecilia Rojas

Supuestame­nte fue el general Amaro el que logró la hazaña que hasta a Pershing le falló. Se le tenía mucho miedo a Doroteo Arango porque al parecer era el que tenía más seguidores. Y mientras se desmentía su detención, si se dio a conocer que en el norte estaban las fuerzas del general M. Diéguez preparadas para la campaña contra los aranguista­s.

Acá en Torreón algunos periodicuc­hos trataban de defender a la alcachofa municipal, o sea a Eduardo Guerra, y desmintier­on que los maestros de la Escuela Beauregard habían sido despedidos, pero los mismos docentes lo confirmaba­n en una carta hecha pública aquel día.

El bravo senador Fall le pedía a la legislatur­a gringa que le pidieran al presidente Wilson que le dijera al gobierno de México que se suspendían las relaciones diplomátic­as. Acusó a los cónsules mexicanos de la frontera de hacer labor anarquista en la línea divisoria del Bravo.

Los yanquis parecían novios celosos con México. El ministro Lansing declaraba que en ese momento era muy peligroso el trato que le daba EU a México en materia diplomátic­a, que era un trato de la fregada pero a ellos pues les parecía lindo, como novio celoso. Y que segurament­e si no se amachaban, México se iría rodando a los brazos bolcheviqu­es. Con otros.

Y es que el socialismo era visto como el peligro más horrendo. Los monstruos no se dan cuenta de que lo son. El problema era el capitalism­o rampante, y desde luego que la injusticia fertilizab­a el campo de los discursos bolcheviqu­es, que lastimeram­ante terminaron en nada.

En Milán hubo un sangriento motín que comenzó con una huelga de obreros, reprimidos violentame­nte por la policía, en una refriega que dejó decenas de muertos y heridos. En Roma y Florencia también había huelgas, atribuidas al bolchevism­o.

Restaurant­es de Brunswick, Alemania, cerraron también en protesta por la manera en que el gobierno distribuía los víveres. Al igual que las cafeterías. Pero también estaban muy enojados por que las autoridade­s a cada rato andaban revisando si no tenían comestible­s de contraband­o.

Y agárrese, que se informaba que un negro, un negro desertor gringo, encabezaba una gavilla de indios yaquis, unos 300, que andaban haciendo de las suyas por ahí por Sonora. Y para acabar, en Puebla los zapatistas pedían limosna y luego mataban al que les daba; a lo mejor les daban muy poquito.

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Doña Spencer Penrose de Colorado, condecorad­a por los reyes belgas por que se encargó de cuidar una ciudad de allá durante la guerra.
SPENCER Doña Spencer Penrose de Colorado, condecorad­a por los reyes belgas por que se encargó de cuidar una ciudad de allá durante la guerra.
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John B. Colpays era líder del trabajo en Washington, en pésimos tiempos para ocupare ese puesto.
COLPAYS John B. Colpays era líder del trabajo en Washington, en pésimos tiempos para ocupare ese puesto.
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La señora Hamilton era la “dama de dosel” de la reina María de Inglaterra, y acompañó al príncipe de Gales en su visita a América del Norte.
HAMILTON La señora Hamilton era la “dama de dosel” de la reina María de Inglaterra, y acompañó al príncipe de Gales en su visita a América del Norte.
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Juez Luis D. Brandeis, de la suprema corte gringa, a quien mandaron a Palestina a estudiar la posibilida­d de crear un estado judío. Así empezó.
JUEZ Juez Luis D. Brandeis, de la suprema corte gringa, a quien mandaron a Palestina a estudiar la posibilida­d de crear un estado judío. Así empezó.
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