Mayor cambio de las dos empresas desde que las golpeó el Energiewende
pasar de los combustibles fósiles hacia las energías renovables que ejerció una intensa presión en las operaciones principales de energía convencional de los dos grupos. Las principales empresas de electricidad de Alemania también sufrieron un serio revés en 2011, cuando el gobierno en Berlín decidió acelerar la eliminación gradual de la energía nuclear en respuesta al desastre de Fukushima.
Tanto Eon como RWE respondieron con fuertes recortes de costos, y al dividirse en dos empresas independientes. Eon separó sus operaciones de energía convencional en Uniper, dejando al grupo con operaciones más limpias y confi ables, como la energía renovable, redes de energía y soluciones al cliente. RWE se fue en la dirección opuesta, conservó las operaciones de energía nuclear y convencional mientras separó su negocio de energía renovable en Innogy.
El año pasado se vieron las primera señales de que la nueva estrategia funcionaba para las dos compañías, sobre todo después de que el tribunal constitucional de Alemania dictaminó en junio que el impuesto sobre el combustible nuclear que aplicó el gobierno fue ilegal, lo que abrió el camino para que las empresas de servicios públicos reclamaran la devolución de al menos 6 mil 300 millones de euros.
En el caso de Eon, el reembolso junto con el aumento de capital permitió al grupo elevar sus dividendos y reducir su deuda neta de 26 mil 300 millones de euros a fi nales de 2016 a 21 mil 500 millones de euros. Su posición fi nanciera subió aún más con la venta de una participación de Uniper a Fortum.
Las acciones de Eon subieron más de 20 por ciento en el último año, para darle un valor de mercado de 18 mil 600 millones de euros. RWE subió 23 por ciento en el mismo periodo y tiene un valor de 11 mil millones de euros.
Este artículo se corrigió desde la publicación original para reflejar el hecho de que Eon no dividió sus operaciones nucleares alemanas.