La interminable tragedia de los 43
La triste noche de Iguala sigue ahí.
De muchas maneras es una sombra que no se disipa. Al final de cuentas, después de la investigación de la PGR, la presencia y los dos informes del GIEI, lo que ha hecho la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Organización de las Naciones Unidas, las múltiples discusiones sobre qué pasó, cómo, que si se puede la incineración, que si el video del Río San Juan… hay una parte de la que nos hemos olvidado: hay una comunidad herida, familias, amigos, sobrevivientes del ataque, dependientes que siguen ahí en medio de todo esto.
Por recomendación del GIEI y la CNDH, un grupo de organizaciones no gubernamen- tales, encabezadas por Fundar y el Centro Pro, presentaron el informe de impactos psicosociales del caso Ayotzinapa.
Cito del informe presentado ayer: “La desaparición forzada produce una alteración en la vivencia del tiempo, que llamamos ‘el tiempo detenido’, puesto que según explican los familiares, ‘cada día es igual al anterior mientras no sepan nada de los jóvenes’.
“Los hallazgos del informe son congruentes con la literatura existente hoy en día sobre los impactos psicológicos y psicosociales de la desaparición forzada, en el sentido de que los familiares enfrentan una situación de duelo congelado. Es decir, mientras la pérdida no puede ser considerada como definitiva debido a la falta de una prueba de realidad (es decir, conocer el paradero, cumplir los rituales funerarios culturalmente adecuados), los familiares no pueden elaborar la pérdida y no tiene lugar un proceso de duelo. Esto explica por qué la versión oficial de los hechos o el paso del tiempo no permite la elaboración del duelo, y al mismo tiempo, la necesidad de saber la verdad de los familiares de los estudiantes desaparecidos”.
Tanto tiempo después, la discusión sobre la “verdad histórica”, la bronca con familiares, el laberinto jurídico por el cual no hay resolución judicial sigue calando en una herida abierta en una comunidad sin cierre, jodida, sin atención.
Porque la tragedia no terminó esa noche.