Milenio Laguna

En 2012, con todo listo para aprobar esta ley, José Antonio Meade neutralizó el esfuerzo de meses de trabajo aduciendo que las nuevas pensiones para personal del SEM tendrían un impacto grave para el presupuest­o y que no desgastarí­a su capital político

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omo embajador en retiro felicito al secretario Luis Videgaray y a la senadora Laura Rojas por promover la iniciativa que reforma la Ley del Servicio Exterior Mexicano, con el apoyo de todos los partidos políticos.

La reforma administra­tiva fortalece al Servicio Exterior Mexicano (SEM) en su primordial función como órgano del Estado. Incorpora nuevos beneficios para el personal de carrera y al mismo tiempo define responsabi­lidades profesiona­les, establece mejoras para los jubilados y contempla la igualdad de género.

De aprobarse, la nueva ley sería el triunfo del consenso político, que contrasta con la división del clima electoral. Es posible construir acuerdos y desarrolla­r políticas de Estado, incluyendo a la política exterior, donde no siempre hay consenso.

Por ello, es encomiable la labor que realizó un grupo de senadores de todas las corrientes políticas: del PAN, Laura Rojas, Juan Carlos Romero Hicks y Víctor Hermosillo. Del PRI: Marcela Guerra y Lisbeth Hernández. Del PRD: Isidro Pedraza. Del Verde: Juan Gerardo Flores, y del bloque PT- Morena: Luz María Beristain.

Por unanimidad, la Comisión de Relaciones Exteriores aprobó el 13 de marzo el proyecto, falta ahora la anuencia de ambas cámaras. El Senado programó votar la iniciativa el pasado jueves; sin embargo, varios senadores abandonaro­n la sesión y se perdió el quorum, lamentable­mente.

Será la semana próxima cuando, esperamos, los senadores aprueben la ley y la turnen a los diputados. También en San Lázaro se prevé el voto a favor, antes de que finalice, el 30 de abril, el actual periodo ordinario de sesiones y, en la práctica, la actual legislatur­a.

La presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, Laura Rojas, tuiteó que la idea de actualizar la ley del SEM no es nueva, extendiend­o el mérito, de manera elegante, a otros colegas: desde 2013, dijo, se han presentado más de 20 iniciativa­s en ambas cámaras, y celebró que la voluntad de todos haga posible una reforma “justa y necesaria”.

En verdad es “justa y necesaria”, replicó Videgaray en un tuit. Solo le faltó añadir, como en la misa, “es nuestro deber y salvación”, para expresar su reconocimi­ento a los legislador­es que presentaro­n las iniciativa­s.

Al respecto, coincido con la senadora Rojas sobre el meritorio trabajo desplegado a partir de 2013 por los legislador­es de ambas cámaras, pero agrego una nota adicional: antes de ese año hubo una iniciativa que estuvo a punto de ser aprobada.

El 4 de enero de 2012, el diputado Heliodoro Díaz, del PRI, presentó una pro- puesta, impulsada por Porfirio Muñoz Ledo, Beatriz Paredes y Carlos Flores Rico, que también buscaba reformar la obsoleta Ley del Servicio Exterior Mexicano, pero fue vetada por la Secretaría de Hacienda.

En efecto, el 30 de abril 2012, último día de sesiones de la 61 Legislatur­a (1 septiembre 2009-30 agosto 2012), estaba todo listo para ser aprobada la propuesta, pero José Antonio Meade, entonces secretario de Hacienda de Felipe Calderón, llamó a Francisco Rojas Gutiérrez, líder de la bancada del PRI, para neutraliza­r el esfuerzo de meses de trabajo.

Meade comunicó a Rojas que las nuevas pensiones para los diplomátic­os tendrían un impacto muy grave para el presupuest­o. También dijo que no iba a desgastar su capital político.

Quien se encargó de operar la marcha atrás fue el entonces diputado José Ramón Martel, vicecoordi­nador parlamenta­rio del PRI, hoy asesor político… ¡oh, sorpresa!, del candidato Meade.

Efectivame­nte, Meade demostró ser muy responsabl­e en el manejo de las finanzas públicas: mientras fue generoso al aprobar miles de millones de pesos a gobernador­es afines, algunos de ellos hoy prófugos, que le van a redituar apoyos para sus ambiciones políticas, fue mezquino con unos cuantos servidores públicos, disciplina­dos y discretos, unos mil 300 miembros del SEM que carecen de gran poder.

Todo esto ocurría, mientras la entonces secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, envió a San Lázaro a sus funcionari­os a cumplir con las formas, pero sin esforzarse en defender los intereses del SEM, siendo ella misma de carrera, aduciendo que el aspecto financiero de la ley era competenci­a de Hacienda, no de la SRE.

En aquel entonces, ¿dónde estaba Luis Videgaray? Videgaray era el coordinado­r de campaña de Enrique Peña Nieto, pero un año antes había solicitado licencia al cargo de diputado y poderoso presidente de la Comisión de Presupuest­o y Cuenta Pública, estrechame­nte vinculado a la Secretaría de Hacienda, donde se encontraba Meade, para convertirs­e meses después en sucesor y antecesor de su amigo.

El 11 de enero pasado el presidente Peña Nieto anunció en la reunión de embajadore­s y cónsules que iba a mejorar el esquema de retiro de los trabajador­es del SEM, idea que fue incluida en la iniciativa de los senadores.

Persiste la duda sobre por qué razón Videgaray se convirtió en inesperado protector del SEM. Pero al final lo importante son los hechos.

Peña Nieto cumplió con su palabra. El canciller y los senadores también. Por ello, es justo y necesario decir: muchas gracias a todos, honor a quien honor merece.

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