“Nosotros somos
Como los albañiles, empieza una obra, la terminamos y luego vemos a dónde nos vamos
El teatro se le metió en las venas y aceptó ser portador de una pasión que lo puso en movimiento. De la clase que Jorge Méndez impartía en Difusión Cultural de la UAC, se movilizó a la Universidad de Xalapa a estudiar artes escénicas y luego a la ciudad de Los Ángeles a la estación W.
Jesús cambió su nombre entonces por el de Mauricio y conservó su primer apellido, Lamas, entendiendo en este tránsito teatral nómada que nunca supera el tener ese gran sentimiento del ser en transformación.
“Cuando yo estaba estudiando en la UAC con Jorge Méndez hubo audiciones porque se iba a grabar aquí Cabeza de Vaca, de Nicolás Echevarría. Fuimos y ahí quedamos de extras. Nos citaron a las cinco y media de la mañana afuera de las instalaciones de la UAC para irnos a la locación. Pregunté dónde sería y me dijeron que era en Matamoros”.
Pensando en ahorrarse el pasaje del autobús, les dijo que los vería en las ladrilleras. Allí los espero solo. Al llegar el convoy, se baja un hombre obeso que gritó:
-Ya llegamos con nuestro circo, muchachos... ¿Y tú qué haces aquí? -Yo vengo de extra. -Ah, qué bien. ¿Y conoces a un velador por acá? -No, pues mi papá, déjeme le hablo. Sin el uso de teléfonos celulares, Mauricio fue a su casa y les llevó a su papá y a un vecino. Ellos tuvieron trabajo durante toda la filmación, viajando hasta Nayarit y él sólo duró una semana en la locación.
“Eso me motivó. Ver a Memo Navarro en un riel enorme con una Panavision me transformó, me cambió. Allí conocí a unos actores veracruzanos, los hermanos Cházaro, y eso se conjuntó con la juventud y yo me dije que eso quería seguir haciéndolo”.
Con el maestro Jorge Méndez conoció las giras; en Acto Cultural trabajó con Tony Balquier. Luego intentó estudiar en Ciudad de México donde fue asaltado y con el consejo de unos amigos se fue a la universidad a Xalapa, Veracruz.
“Con un paisaje hermoso, todo lo contrario de mi pueblo porque nunca había salido de Matamoros y el desierto, pero es impresionante la neblina y el paisaje. Allí nació mi niño, Alan, y allá estudié comunicación y luego de ahí estuve en la Compañía de Teatro de SEC por casi cuatro años llevando el teatro a las escuelas”.
Esta faceta le dio la oportunidad de conocer múltiples textos, directores y actores. Regresó a la Laguna pero entonces tomó la ruta de vivir en Los Ángeles, California, donde trabajó dando clases en la Academia de Cecilia Camacho, lo que le permitió conocer el ambiente latino actoral.
“Teatro hay muchísimo pero en ese tiempo en inglés, nomás la Fundación Bilingüe de las Artes y otros grupos pequeños, ahí comencé hacer teatro, una pastorela con el Consulado de México en Los Ángeles y con Cecilia Camacho Studios… luego terminé trabajando en W Radio en Los Ángeles, escribiendo comedia y luego siendo comediante”, mencionó.
“Nosotros somos como los albañiles, empieza una obra, la terminamos y luego vemos a dónde nos vamos. Así fue andar de errantes, arrastrando la familia porque es un oficio incomprendido y duro porque uno deja la vida en esto y la gente dice ‘Bájale, pues qué es esto’ pero es algo que cuando te toca se te mete en la sangre, en la venas y uno no puede entender por qué ama esas tablas”.