“Loca Primavera”
canekvin@prodigy.net.mx
¿ Había escuchado hablar de un personaje priista de la política estatal cuyas capacidades mentales quedaron deterioradas al quedar fuera del presupuesto durante 18 años?
Pero él no deja de prepararse. En su imaginación decreta cuando abre los ojos al despertar: “la Revolución no me puede fallar. Soy su hijo predilecto”.
Por ello, su disciplina es militar. Se levanta, rara vez se baña, se pone una bata blanca sobre su cuerpo desnudo y unas patas de gallo en sus piés.
Desayuna en silencio mientras su mujer lee las principales noticias del día.
Luego, durante 2 horas camina por su casa con el brazo derecho o izquierdo erguido como si fuera a tomar protesta a un cargo público, mientras grita: “¡Yo protesto!”
Ocupa 90 minutos para hablar frente al espejo con ademanes de tribuno. Sus hijos le grabaron aplausos que estallan incontenibles al final de cada frase. Mientras él agradece con lágrimas en los ojos y la mano derecha sobre su corazón.
Al filo del mediodía, toma el café con un maniquí sentado frente a el; y por 2 horas nuestro personaje habla y se responde a a sí mismo. Aunque ha habido ocasiones en las cuales, confunde al pobre maniquí con un panista o perredista y lo golpea fúrico hasta obligarlo a pedirle perdón.
Después de comida, pone de pié al mismo maniquí para practicar durante 90 minutos, distintas miradas, guiños y diferentes saludos de mano y abrazos; todos esenciales para sobrevivir en la política. Las “selfies” son de cajón.
Para mantener sus emociones controladas, rostro inmutable y frialdad interior, cierra su día con un ejercicio extremo: entra a un cuarto oscuro, vacío y frío, donde sentado en el piso escucha 300 veces seguidas la canción de “Movimiento Naranja” a todo volúmen.
Al final, perspirando y sudoroso piensa para sí mismo: “Pepe Meade está por llegar a la Presidencia y los frutos de la abundancia llegarán a Coahuila. Y ahí estaré yo preparado para recibirlos con brazos abiertos, cual digno hijo de la justicia revolucionaria”.
¿Lo conoce o ha escuchado hablar de él? O es una locura primaveral mía, nada más.