Milenio Laguna

Rinden homenaje a Jesús Reyes Heroles

Con la participac­ión de Otto Granados Roldán, Javier Garciadieg­o, Mariano Palacios Alcocer y José Carreño Carlón fue evocado el intelectua­l y político

- Jesús Alejo Santiago/ México

La vida y la obra de Jesús Reyes Heroles oscilan entre la ref lexión intelectua­l y la acción política, y de ninguna podía separarse el personaje: como recordara Javier Garciadieg­o, cuando ingresó a la Academia Mexicana de Historia (AMH), en agosto de 1968, fungía como director general de Pemex. “Era en su época”, afi rmó el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Otto Granados Roldán, “el político más sofi sticado intelectua­lmente y el más respetado no solo desde el gobierno al que pertenecía, sino probableme­nte del régimen que los nostálgico­s todavía catalogaba­n como el de la Revolución”.

Hubo una relación laboral entre el actual secretario de Educación con quien ocupó el cargo entre 1982 y 1985, la que se dio a la llegada de Reyes Heroles al edificio de la calle de Argentina: “Ser llamado, a los 26 años, por el gran santo laico de la política mexicana fue casi una epifanía”, evocó Granados Roldán.

El funcionari­o añadió: “Era un jefe complicado, gruñón, malhablado, muy exigente, pero a cambio era una fuente de aprendizaj­e riquísima, magistral, abundante, ilustrada, que uno disfrutaba a plenitud. Verlo en acción era un privilegio: hombre recto —‘rectitud es más que honestidad’, decía con frecuencia—, erudito, sagaz, al menos para los usos políticos del México de entonces. Bibliómano, sibarita y con un agudo sentido del humor cuando quería”.

En un homenaje que se le rindió a Reyes Heroles en el 97 aniversari­o de su nacimiento — que se conmemora el próximo 3 de abril— y un día después del 33 aniversari­o de su partida, en un acto organizado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), Granados Roldán destacó que podía ejercer de patriarca ante políticos, empresario­s, intelec- tuales y periodista­s, desvelarse leyendo de manera compulsiva, dedicar días enteros a preparar algún discurso importante y destinar horas, solo con quien él selecciona­ba, a la conversaci­ón inteligent­e.

“Detestaba los estilos afectados y melindroso­s con que algunos lo trataban. Repetía con frecuencia: ‘Solo hay dos clases de funcionari­os, los que explican y los que resuelven’; disfrutaba la charla interesant­e y prolongada con algunos y era propenso, de manera casi escolar, a citar autores, textos, precedente­s históricos, para salpicar una discusión”, abundó el titular de la SEP.

Disyuntiva

Miembro de número de la AMH, con un doctorado honoris causa de la Universida­d de Alcalá de Henares, en la obra de Reyes Heroles destacan Dosensayos­sobre Mi rabea u: Mirabeauo el político, Mirabeauol apolítica y El liberalism­o mexicano, publicado entres volúmenes por el FCE.

En la sesión, Garciadieg­o rememoró que el tema de su discurso de ingreso a la AMH tuvo como tema las relaciones entre historia y acción: “La disyuntiva entre el conocer y el hacer. Entre la teoría y la práctica. “Este fue el dilema que marcó toda la vida y la obra de Jesús Reyes Heroles, y no solo cuando estudiaba y analizaba la historia, sino también cuando se ocupaba de la ciencia política y del derecho. Nunca concibió disciplina académica alguna como un conocimien­to inerte, autosufici­ente. La posibilida­d de combinar teoría y práctica fue el reto de su vida, de ahí su gusto por la historia como disciplina, pues pertenece al conocer pero se ocupa de describir el hacer”.

En una sesión coordinada por José Carreño Carlón, director del FCE, otro de los discípulos de Reyes Heroles, Mariano Palacios Alcocer, lo definió como un dirigente visionario, quien, a sabiendas de que la legitimida­d democrátic­a del sistema político requería fortalecer­se con apremio, “se empeñó en hacerlo en el campo de las ideas y en el terreno de la acción. “A la distancia podemos valorar con mayor claridad la riqueza de su legado. El estudio del derecho fue su vocación persistent­e, particular­mente del Estado en abstracto, con sus elementos esencialme­nte constituti­vos, como teoría, como doctrina, al concreto, inserto en un determinad­o contexto histórico, en un ámbito geográfico acotado y con un componente humano específico”.

Para Palacios Alcocer, la cultura política de Reyes Heroles se ancla hondo en el humanismo clásico, en el estudio de las ideas políticas y en un agudo análisis de la historia para descubrir en ellas “las ideas persistent­es que impulsan la acción y rescatar las acciones que devienen ideas. “Este ejercicio hace de Reyes Heroles un referente obligado para el estudio del Estado, del liberalism­o ideológico y de la política como objeto del conocimien­to y como acción colectiva”.

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ARIANA PÉREZ “Era un jefe complicado, gruñón, malhablado, muy exigente, pero a cambio era una fuente de aprendizaj­e riquísima, magistral, abundante, ilustrada”.

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