Gobierno mexicano seguía ‘lucha’ contra indios yaquis
Los revoltosos y exigentes, querían sus tierras. Un grupo de 300 soldados federales quedó reducido a 19, luego que los indígenas los emboscaran en cercanías de Nogales, en el Estado de Sonora
W. F. Buckley era un abogado gringo establecido en Tampico, y soltó la sopa de que aunque EU no reconoció haber tratado el asunto México en la Conferencia Pan Americana en Washington, si lo hicieron. Y que el senador gringo Fall anduvo diciendo que Luis Cabrera, mexicano en la susodicha, dijo algunas cosas de interés.
Como por ejemplo, que el único camino para eliminar la amenaza yanqui, era sacar a todos los gringos de México y quedarnos con sus propiedades. Pero además, supuestamente varios integrantes del partido democrático sugirieron unir a los “científicos” y a los villistas para organizar todo, tomar el poder y contar con el apoyo moral de Estados Unidos. Sabrá Dios que habrán fumado.
Para acabarla de amolar, se anunció que una comisión de senadores del otro lado venía a México, encabezados por el enemigo gringo número uno el senador Fall, para emprender labores de investigación sobre las cosas que pasaban en nuestro país, constatarlo, ver que era cierto y que no. Como visita de suegra. Como fuera, América del Sur nos apoyaba.
Se acercaba la Navidad y la dirección de escuelas con ayuda de comerciantes y particulares, organizaron fiestas para los escolapios torreonenses, pues los maestros querían que sus estudiantes, casi todos muy pobres, tuvieran un atisbo de la festividad, al menos de como se vivía en los sectores más privilegiados.
Los dueños de un periódico ya extinto, llamado El Regional, habían pedido a muchos comer- ciantes locales dinero para colocar anuncios, justo un día antes de la desaparición del diario. Así que esos comerciantes interpusieron la correspondiente denuncia. No era la primera vez; éramos aún muy ingenuos.
Se decía que el mismísimo Pancho Villa había encabezado un ataque perpetrado contra la plaza de Múzquiz, Coahuila. O eso dijo el cónsul mexicano de Eagle Pass, Texas. Los villistas habrían escapado a las montañas y el general Murguía iba rumbo a Múzquiz con sus hombres, para contra atacar.
El futbol era un deporte favorito de los laguneros, y por fin había quedada integrada la liga que iba a contender por el campeonato entre 1919, que ya casi terminaba, y 1920. Pero la gente ya se preparaba para asistir con entusiasmo a apoyar a sus equipos.
Los comités de guerra seguían buscando la orden de aprehensión contra el ex káiser Guillermo II; en dado caso, Holanda, lugar donde vivía el presunto responsable de la hecatombe, debería entregar al rey alemán. Pero no se podían poner de acuerdo sobre como y que causas fincarle. Los alemanes seguían buscando maneras de salir no tan raspados con la firma de los tratados de paz.