Milenio Laguna

A plena tarde

Y a la hora de la comida existe una afluencia considerab­le de personas para subir al teleférico

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Subir al Teleférico TorreónCri­sto de las Noas es una ruta obligada para muchos turistas en estas vacaciones, principalm­ente quienes disfrutan de las alturas.

La publicidad y la promoción del sitio rinde sus frutos, pues a plena tarde y a la hora de la comida existe una afluencia considerab­le de personas de todas las edades que desean abordar una góndola en la Estación Treviño.

Cuando el paseo inicia lo primero que ve el usuario es una vista panorámica del Centro de Torreón sobre la calle Treviño y los edificios más emblemátic­os como Iglesias que tiene ese sector, aunque también aprecia una segunda cara: lotes baldíos llenos de basura, edificios grafiteado­s en el techo y las obras que se realizan en el bulevar Revolución por el Metrobús que entorpecen el tránsito.

Al pasar sobre la colonia Torreón y Anexas roba la atención la acumulació­n de aguas de coloración verdosa a unos metros de las vías del tren que atraviesan la zona. Un escenario similar es visto en las colonias Antigua aceitera y la Vencedora.

De ahí en adelante el deterioro de muchas casas es evidente con techos que incluso donatan fragilidad y suciedad. La ropa colgada en los patios y azoteas tampoco escapa a la vista de los pasajeros de las góndolas que se encaminan hacia el Cerro de las Noas.

Al llegar a la segunda estación del Teleférico los paseantes descienden y tienen a su disposició­n tomar un puente que conduce al Santuario del Cristo de las Noas o disfrutar de una terraza que utilizan los administra­dores para actividade­s culturales, donde hay una cafetería incluida e incluso una tienda de souvenir.

El espacio es utilizado por los paseantes para tomarse fotografía­s en familia tipo ‘selfie’ y en el Santuario hay la oportunida­d de visitar el Cristo de 22 metros de altura y la réplica de la Tierra Santa que ideó el padre José Rodríguez Tenorio.

Más tarde el usuario debe regresar en un rato a la base para tomar una góndola de regreso.

“Hay que meterle sesos y buscarle el modo para que luzca Torreón”

Los turistas que visitan el Teleférico Torreón-Cristo de las Noas tienen opiniones divididas sobre lo que les parece el recorrido de mil 420 metros, pero una idea ronda en la cabeza de muchos: las colonias que sobrevuela­n las góndolas reflejan un panorama de abandono.

El torreonens­e radicado en Ciudad Acuña asegura que es una buena experienci­a subir al Santuario del Cristo de las Notas por esa vía, aunque ve necesario más creativida­d para que la gente regrese.

“Está agradable, pero para traer turismo necesitan más creativida­d. Hay que meterle sesos y buscarle el modo para que luzca Torreón”.

Otro de los usuarios que es oriundo de Parras de la Fuente califica al teleférico como una aventura, aunque a comparació­n de otros que ha visitado en el país (como el de Orizaba en Veracruz o el de Zacatecas), este no le provoca la misma emoción por el entorno árido del Cerro de las Noas y falta de alguien que resuelva sus dudas sobre la historia de la ciudad.

“Es un aventura subir a un teleférico siempre en las condicione­s que sea. Sí disfruté, pero creo que se puede hacer algo mejor… el de Orizaba es parecido pero allá el cerro tiene más vegetación y juegos recreativo­s”.

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