Villistas, derrotados por ‘las tropas’ del gobierno
Los hechos se dieron en las cercanías del mineral de Agujita, en Coahuila
Presuntamente los vándalos estaban descansando después de hacer tropelías, cuando pasó la comitiva de soldados y prácticamente los agarraron muy desprevenidos.
Después de que fue liberado el joven gringo Fred Hugo, sufrió el síndrome de Estocolmo antes de que se le dijera así, porque aunque estaba a salvo allá en su país, y no quería hablar mucho del rapto que presuntamente sufrió por villistas en Múzquiz, habló.
Y dijo que hasta eso, lo habían tratado muy bien los plagiarios, que al parecer le había caído bien a Pancho Villa, porque lo sentó a su lado cuando les dieron de comer, y hasta cotorrearon; Villa le habló de sus planes de establecer en México un gobierno civil.
Ya casi a fin de año, la producción petrolera mexicana fue de 78 millones de barriles, a pesar de que en EU corrían rumores de que el hidrocarburo mexicano se estaba terminando, y que las compañías explotadoras del mismo, fueran francesas, inglesas y sobre todo gringas.
Y desde EU fueron expulsados 256 anarquistas extranjeros que andaban haciendo chilar y medio. Entre ellos había chinos, otomanos, árabes, austriacos, rusos y lo peor, alemanes. Los subieron a un barco en Nueva York, un barco que llevaba rumbo desconocido.
Los bolcheviques seguían tomando territorio ruso, rompiendo las defensas más impenetrables, incluso las de alambre. El general Anton Denikin, líder de las tropas de la Rusia Blanca, también cosechaba algunas victorias.
En la sección editorial se hablaba de la necesidad de proteger la moral pública que estaba por los suelos. Se proponía el ejemplo por medio de la moral y la moral por medio de la instrucción. Se enfatizaba que en las clases bajas era donde peor andaba la moralidad; al menos no tenían modo de esconder las indecencias.
Los delincuentes tendrían hijos a los que enseñarles a ser así; los borrachos igual; las señoras livianas pues con más razón. Puras imprudencias. Pero lo más triste es que como dicen por ahí, uno no decidió ser como es, y nadie quería la pobreza que embargó a México tras la Revolución.
A casi cien años de que la Revolución estuviera por terminar, nada ha cambiado en el país, y seguimos con la pobreza rampante; ya no se habla de la moral pública aunque se eligen los vicios privados que con la tecnología, a veces salen a la luz. Ahora todos, podemos ser inmorales, sobre todo si hay recursos.