ARTICULISTA INVITADO
Comienzan las campañas por la Presidencia de México. Los cuatro candidatos registrados ante el INE han hecho comentarios y propuestas en diferentes temas con una constante: ninguno ha sido claro en el cómo, cuándo y cuánto.
Un tema del que todos han evitado hablar es el de la salud y al momento de escribir estas líneas, no estaba claro si se abordará en los debates; apriori, se había dicho que no.
Con más de 110 millones de habitantes, México es la decimotercera economía en el mundo y ha logrado, durante la segunda mitad del siglo pasado y lo que va de éste, abatir las tasas de mortalidad infantil, así como las de enfermedades infecciosas y prevenibles por vacunación.
En contraste, el país enfrenta una nueva realidad demográfica, con una pirámide poblacional en vías de invertirse (Inegi). Para 2060, México tendrá más habitantes mayores de 40 años que jóvenes; esto representará una nueva problemática con necesidades específicas en salud y con enfermedades crónicas que deberemos afrontar y para lo cual deberemos estar preparados. En México tenemos un sistema de salud que podemos catalogar como “promedio”.
El acceso a los servicios preventivos es universal y aceptable en sus resultados. Con uno de los mejores esquemas de vacunación del mundo, hemos erradicado enfermedades como la polio, la difteria y el sarampión, y los indicadores básicos sanitarios son mejores que en muchos países de Latinoamérica (Ssa y OMS).
En contraste, la percepción de la población en general es la de un sistema de salud con un acceso complicado, limitado, confuso, con un abasto de medicamentos deficiente y falta de calidad y calidez en la atención.
Según datos de la OCDE (2016), México es el país que menos recursos gubernamentales dirige a la salud con apenas 558 dólares por persona al año y, con 3 por ciento del PIB, es también el país que menos porcentaje asigna. En México 47 por ciento del gasto en salud proviene directamente de los bolsillos de la población.
Con un segundo lugar mundial en prevalencia de obesidad, la Secretaría de Salud emitió una alerta epidemiológica para el control de este padecimiento; las medidas, sin embargo, no pasaron del “impuesto Rogelio Agustín Esteban/
Salvador Rangel Mendoza, obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, confirmó una reunión con líderes del narcotráfico que operan en la sierra, quienes le ofrecieron que en su zona de influencia no habrá asesinatos contra candidatos o líderes partidistas. El jerarca católico precisó que los capos solicitaron que no haya compra del voto y que los ganadores de los comicios cumplan sus compromisos de campaña. Comentó que en la jornada del Viernes