Milenio Laguna

Keith Raniere

Este mentecato logró enredar, engañar, violar, marcar y hacerse de los bienes de muchas mujeres. Pero hay algo más, siempre hay algo más

- Gil s’en va

G il leyó la pequeña historia en su periódico El País. Keith Raniere, líder del grupo Nxivm (Nexium) fue deportado a Estados Unidos por la justicia mexicana después de ser detenido en una casa de Puerto Vallarta. Raniere encabezaba una supuesta organizaci­ón de autoayuda. Las autoridade­s de Estados Unidos lo acusan de trata de personas y asociación delictuosa por trabajos forzados.

The New York Times reveló que Raniere forzaba a mujeres a tener sexo con él y luego les marcaba sus iniciales en el pubis. Como lo leen, este mentecato logró enredar, engañar, violar, marcar y hacerse de los bienes de muchas mujeres. Pero hay algo más, siempre hay algo más.

Durante 20 años, Raniere se dedicó a organizar talleres de autosupera­ción y motivación a través de Nexium, cuya residencia estuvo en Albany, Nueva York, y con presencia en Canadá, México y varios países de Sudamérica. A partir de aquí la lectora, el lector y le

lectere deben prestar más atención. Las reuniones se llevaban a cabo a través del Executive Success Program, ESP por sus fanfarrona­s siglas en inglés.

Según explica el organizado y bien escrito reportaje de Luis Pablo Beauregard, los talleres tenían la estructura de una estafa piramidal. Un curso de 160 horas tenía un costo de 7 mil 500 dólares. Una vez dentro, cuenta Beauregard, y después de firmar un contrato de confidenci­alidad, las participan­tes eran convencida­s de gastar más dinero en clases adicionale­s. Además, los participan­tes debían reclutar a nuevos miembros.

La conexión mexicana

El programa, o como se llame, alcanzó los 16 mil integrante­s de una influyente red. En México, Emiliano Salinas Occelli, hijo del ex presidente Salinas, era miembro del consejo y copropieta­rio del capítulo mexicano de ESP. Los que estén sentados párense, los que estén parados siéntensen (con “n”). La fundación Inlak’ech, vinculada a ESP ( perdonando el fueísmo), fue una de las organizaci­ones promotoras de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad que viajó por el país en el año 2011 exigiendo el fin de la violencia. La caravana tuvo como líderes al menonita Julián Learón y al poeta Javier Sicilia. Dice Beauregard: el documental Encen

der el corazón, producido y pagado por ex tallerista­s de ESP, utiliza como figura central a Lebarón.

Oiga, Sicilia, ¿no amerita todo esto una aclaración y una disculpa? Su caravana honesta y digna se la pagó una secta que convirtió a mujeres en esclavas sexuales. ¿Nada le hace? ¿No importa? ¿Las buenas causas pueden incluso admitir el abuso sexual? Es bueno saberlo, señor Sicilia. Siga luchando, hombro con hombro, con el ex rector de la Universida­d de Morelos. Un grito desgarrado­r hizo añicos el silencio en el amplísimo estudio: ay, mis hijos, pagados por causas oscuras. Sicilia, en serio, está usted a tiempo, discúlpese con las mujeres marcadas por Raniere: con una parte del resultado financiero de sus abusos ustedes marcharon, ¿o no? Nadie rinde cuentas, todos son almas del señor. Usemos la poesía: no sean ojetes. Discúlpese y ya luego nos damos un beso.

Salinas

Ahora mal sin bien, en octubre, tras la revelación del Times, sigue el reportero Beauregard, Emiliano Salinas hizo una gira de prensa para asegurar que el reportaje del Times no tenía fundamento. El joven Salinas ha defendido a Raniere y emitió un comunicado en el que manifiesta su confianza, donde afirma que las autoridade­s estadunide­nses “ratificará­n en el corto plazo la inocencia de Raniere”.

No se vayan por Dios de bondad y escuchen, o lean esto: en el año 2015 Raniere hizo un grupo selecto dentro de la organizaci­ón al que nombró DOS, las iniciales de Dominant Over Submissive (dominante sobre sumiso). Oigan esto, se trataba de mujeres esclavas con amos. Las esclavas tenían como tarea principal reclutar nuevas mujeres. La secta, una organizaci­ón terrible que obligaba a las mujeres a entregarse a Raniere. Un comunicado del Departamen­to de Justicia afirma esto: “Muchas esclavas eran marcadas en la zona pélvica con las iniciales de Raniere”.

Las reclutas que se sumaban a DOS tenían como requisito aportar informació­n que pudiera compromete­r a amigos o familiares con fotografía­s de integrante­s de la secta, desnudas.

Gilga pregunta, ¿Emiliano Salinas no tendría que dar una explicació­n por su participac­ión en una secta que esclavizab­a mujeres?

Todo es muy raro, caracho, como diría Manuel Vicent: El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarl­a.

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ESPECIAL El líder de la secta.

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