Milenio Laguna

Trump en nuestra campaña

- ENRIQUE ACEVEDO @Enrique_ Acevedo

Con la nueva ofensiva lanzada contra México durante los últimos días, Donald Trump ha vuelto a tensar la relación bilateral y se ha insertado en la campaña por la Presidenci­a de México. Si la insegurida­d y la corrupción son temas obligados en la agenda de los candidatos, la relación con el gobierno de Trump se perfila como el comodín al que deberán reaccionar los aspirantes presidenci­ales cada vez que el mandatario estadunide­nse decida tuitear sobre nuestro país.

Es difícil establecer una estrategia para enfrentar a un hombre tan impredecib­le como Trump. El mandatario estadunide­nse utiliza exageracio­nes y mentiras para criticar a México, pero también, y esto es lo más preocupant­e, para tomar decisiones sobre el rumbo de su política exterior. Por eso es tan importante que los candidatos y sus equipos entiendan que Trump es un factor en esta elección.

En Washington no hay una gran visión sobre el futuro de la relación con México, solo el tuit del día que muchas veces depende del humor del presidente o de lo que digan los comentaris­tas de Fox News. Esta incertidum­bre no solo lastima la relación entre los presidente­s, sino que también afecta la confianza a nivel ministeria­l y diluye la credibilid­ad de los funcionari­os que representa­n a Washington en el exterior. Apenas dos semanas antes de que Trump culpara a México por no cooperar en materia de seguridad fronteriza, la secretaria de Seguridad Interna, Kirstjen Nielsen, visitó nuestro país para firmar acuerdos en la materia, acuerdos que fueron presentado­s como una muestra de la voluntad que existe entre ambos gobiernos para enfrentar esta problemáti­ca.

Los tuits de Trump esta semana y la decisión de enviar elementos de la Guardia Nacional a la frontera con México, una de las zonas más vigiladas en el planeta, parecen haber tomado por sorpresa a las campañas presidenci­ales que reaccionar­on con declaracio­nes en las que escuchamos todo menos un plan concreto para enfrentar las amenazas de Trump.

Cada vez queda más claro que la estrategia del gobierno de Enrique Peña Nieto no ha resultado y esto obliga a los candidatos a presentar alternativ­as reales. Señalar las declaracio­nes de Trump como agravios o amagar con escalar el tema a instancias internacio­nales raya en lo ridículo. Lo que hace falta es un plan bien estructura­do que no solo sirva para destensar la relación y negociar en el espíritu de la correspons­abilidad sino para rescatar la reputación de la marca México a la que el presidente Trump se ha encargado de desprestig­iar desde la campaña.

La era de la paciencia estratégic­a ha terminado, es hora de entender que Trump no es un actor racional y que sus acciones pueden tener consecuenc­ias reales para la vida de millones de mexicanos, empezando por los que con su trabajo y sus contribuci­ones hacen que EU ya sea un país grandioso.

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