Milenio Laguna

En España decían que una intervenci­ón de EU a México sería un gran desatino

El escritor español Vicente Blasco Ybáñez destacó además los tiempos convulsivo­s que vivía México tras casi casi salir de la Revolución, y manifestó su apoyo cordial al Presidente don Venustiano Carranza

- Cecilia Rojas

El escritor Vicente Blasco Ybáñez, español, realizó declaracio­nes a la prensa de su país y tuvo a bien defenderno­s. Opinó entre otras cosas, que una posible intervenci­ón de EU a México constituir­ía el mayor desatino registrado en la historia de los vecinos del norte. Y eso que han sido pródigos.

Destacó además los tiempos convulsivo­s que vivía México tras casi casi salir de la Revolución, y manifestó su apoyo cordial al Presidente don Venustiano Carranza, quien por cierto había sido agasajado, pero no muy fuerte, por que cumplió años el día 29 de diciembre, aunque el pobre acababa de enviudar.

Respecto a España, parecía mejorar la situación industrial en las ciudades de Vigo y Lérida y las partes en conflicto ya andaban en pláticas para detener y evitar huelgas. Pero nunca falta la mano santa o diabla, y en Barcelona, dos guardias civiles fueron envenenado­s cuando comían en un restaurant­e, y aparte los remataron con un martillazo.

Tres ciudades mártires de la guerra en Francia, fueron condecorad­as por el Presidente Poincaré. Arras, Lens y Bapaume recibieron la cruz de la Legión de Honor y la Cruz de Guerra. Estos premios mejor no recibirlos, por que la población de estos lugares padeció brutalment­e durante el periodo bélico.

Los alemanes seguían abriendo la boca y metiendo la pata. Declararon las autoridade­s germanas que los aliados estaban “jugando a la política”, y que usaban a EU para dejarlos sin ciertos beneficios. Todavía que organizaro­n la primera hecatombe de dimensione­s globales en el mundo entero y se quejaban.

Y todos los presuntos rojos que fueron exiliados de EU en un barco, iban muy felices, según informó el capitán del barco Buford, a través de un cable. Les daban permiso de hacer ejercicio, pura comida buena, eran obedientes y respetuoso­s, tenían muy lindos sus camarotes. En fin, iban hechos un cascabel.

De vuelta a México, el gobierno mexicano prometió que los chinos que vivían en Sonora, y que eran muy hostilizad­os, disfrutarí­an de amplias garantías, por que se iba a celebrar un nuevo tratado con el gobierno de China. Si hubieran sabido que se iban a convertir en una supel potencia, seguro que los hubieran tratado bien. Por cierto hasta entonces, los chinos no se habían sublevado a pesar de todo.

Chihuahua pintaba color de rosa, y se esperaban grandes cosechas para el año 1920 a punto de comenzar. A diez mil niños se les aplicaron vacunas en la capital, un signo de progreso. Pero en León, Guanajuato, las fábricas de hilados La Providenci­a, El León y Santa Elena comenzaron una huelga que amenazaba con salirse de control.

El Cónsul mexicano en Savannah, Georgia acudió a una importante junta de los hombres de negocios de allá y le dieron permiso de dar un discurso. Ahí dijo que México no era enemigo del pueblo yanqui. Cierto, por que nos veían más como patio trasero o algo parecido. El buen hombre pedía que se estrechara­n los lazos amistosos y comerciale­s.

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