La novela cuenta
Una serie de situaciones que ponen en punto de quiebre a los integrantes de su familia
En la década de los años ochenta los sucesos más importantes fueron transmitidos de forma masiva a través de la televisión. Alejados del inmediato flujo de información que otorga hoy la Internet, el pueblo de México debió enterarse de los hechos con el sesgo de una televisión privada en cadena nacional. La primavera en 1980 llevó a la pantalla casera la muerte del filósofo Jean Paul Sartre en tanto que para diciembre del mismo año el homicidio de John Lennon se convirtió en la noticia más relevante. Dos años más tarde, en septiembre de 1982, José López Portillo, en medio de una crisis producto del desplome del precio internacional del petróleo, informó que el país había sido saqueado y prometió defender el peso como un perro, nacionalizando la banca. La crisis se convirtió entonces en hecatombe. Para la segunda mitad de esta década la noticia internacional que acaparó los titulares de los diarios fue el estallido de Chernóbil. El 26 de abril de 1986 la central nuclear decidió parar el reactor número 4 para hacer un test de seguridad y a las 01:23 horas se estableció que las barras del sistema de protección se desactivaron lo que provocó dos explosiones incendiarias que estallaron el núcleo del reactor. La nube radiactiva se instaló en el cielo. La literatura se conmemora mundialmente este lunes y Torreón recibirá a la escritora Iliana Olmedo el próximo jueves, día que se cumplen 32 años de la tragedia, con su libro Chernóbil, el cual la hizo ganadora al XV Premio Internacional de Narrativa Siglo XXI. La cita es a las 11:00 horas en la Sala Audiovisual de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAdeC y los comentarios sobre la novela correrán a cargo de la propia autora, y de los escritores Jaime Muñoz Vargas y Vicente Alfonso.
No se puede borrar el pasado
La novela de Olmedo cuenta en la voz de Daniela Arenas, una fotógrafa especializada en aves, una serie de situaciones que ponen en punto de quiebre a los integrantes de su familia. Iliana Olmedo, escritora. Entre la desaparición de su padre, Fernando Arenas, un investigador especializado en energía nuclear, la historia se torna ruda a pesar de poseer una narrativa serena y triste que recuerda por momentos la prosa de John Maxwell Coetzee al recrear la voz de la infancia. Se le pregunta a la autora por qué escribir de Chernóbil. Y ella responde que en realidad se aborda el tema de manera tangencial. “Lo que yo quería hacer era contar paralelo a la historia de esta familia la de la energía nuclear en México, que es larga, pero poco conocida y llega hasta Laguna Verde (única central nuclear de energía eléctrica en México); ahí hubo todo un proyecto, de hecho en toda Latinoamérica, de desarrollar la energía nuclear porque los recursos del petróleo son finitos”. Aunque acepta que existe cierto sustrato autobiográfico, la novela se concentra en el pasado de una familia, herencia irrenunciable con sus pros y contras. “Mi papá todavía es optimista respecto a la energía nuclear. Él realmente cree que es una alternativa al problema de la producción de energía, y yo quería contar algunos episodios de mi familia pero que en la novela están cambiados por las necesidades que impone la ficción”. Con el antecedente de un abuelo periodista que murió de manera abrupta en un accidente aéreo al cubrir una gira presidencial, quizá el padre de esta autora por descarte se enfocó en la ciencia. Y aunque ella entiende el cálculo matemático, su afición por la lectura la hizo tomar la ruta de la literatura.