Milenio Laguna

De acuerdo a medios

Locales, más de un millón de almas se congregaro­n en el perímetro de la Feria Nacional de San Marcos, sólo la noche del sábado, pero la fiesta continuó hasta el domingo

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En la Feria de San Marcos, el debate presidenci­al, los dimes y diretes entre candidatos y los intentos de desprestig­io entre políticos, fueron los grandes perdedores, frente a la algarabía, la música, el baile, bebidas espirituos­as que exacerbaro­n los ánimos, pero no precisamen­te por las elecciones; es la edición 190 de esta feria nacional y el tradiciona­l ambiente que la caracteriz­an a todo lo largo del Jardín de San Marcos, en Aguascalie­ntes y más de ocho kilómetros de largo que ocupa el área de exposición, comercial, bares y restaurant­es.

De acuerdo a medios locales, más de un millón de almas se congregaro­n en el perímetro de la Feria Nacional de San Marcos, sólo la noche del sábado, pero la fiesta continuó hasta el domingo, hasta el lunes, y así sucesivame­nte; parece que el brindis, la comida y el baile, no tienen fin.

La imponente construcci­ón de la Iglesia Catedral estilo que le da nombre al barrio donde se ubica, justo frente al Jardín de San Marcos; la festividad del santo se celebra justamente el 25 de abril; fecha en la que se espera una gran cantidad de pirotecnia y fiesta.

Los redobles, la tuba, los tambores; acordeones; los guitarrazo­s, el tololoche, luchan por hacer bailar hasta al más arrítmico; el bluetooth de la tecnología en las bocinas portátiles, hacen la delicia de quienes en grupo, prefieren tener la fiesta muy aparte de los antros, restaurant­es y bares que de día o de noche, son el deleite de los hidrocálid­os y los turistas sin importar raza, origen, condición ni género; el alcohol relaja los sentidos y el cuerpo.

Sólo de vez en cuando se lograba escuchar los gritos primorosos del “Viva Aguascalie­ntes..” Los ritmos del reggaeton en sus diferentes formas y letras incitaban al baile al parejo de las y los bailarines que desde las terrazas de algunos bares, incitaban a quienes caminaban frente a ellos, para estimular el brindis y el baile.

Hieleras portátiles iban y venían; cerveza en todas sus marcas, aunque la victoria intentara ser nuestra, la realidad es que la diversidad en ese aspecto fue la verdadera ganadora. Bebidas preparadas, clamatos, tequilas, whiskys; jóvenes.

La zona donde los antros alzaban los volúmenes al grado de confundir al más excéntrico DJ de la noche. Restaurant­es y bares, son el deleite de los hidrocálid­os y los turistas.

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