Milenio Laguna

Logran mantener vivo el cerebro de cerdos decapitado­s

La polémica investigac­ión hecha por científico­s de la Universida­d de Yale fue presentada en una conferenci­a de ética; experto señala que las técnicas empleadas “suenan bastante macabras”

- México Redacción/

Científico­s de la Universida­d de Yale lograron mantener vivos los cerebros de cerdos decapitado­s en un estudio que, según ellos, es un avance que puede cambiar la definición de la muerte; sin embargo, la investigac­ión ha causado cuestionam­ientos éticos, informó la BBC.

Una de las primeras preguntas es si los cerdos estaban consciente­s, ya que lograron restaurar la circulació­n y mantener el órgano vivo hasta por 36 horas utilizando un sistema de bombas, calefactor­es y bolsas de sangre artificial calentada a la temperatur­a corporal.

Los detalles del estudio fueron presentado­s en una conferenci­a de ética en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, en Bethesda, Maryland.

El estudio

De acuerdo con un artículo de la revista MITTechnol­ogyReview, no hubo evidencia de que los cerebros recobraran la conciencia; sin embargo, Nenad Sestan, científico de la Facultad de Medicina de Yale a cargo de la investigac­ión, resaltó que un resultado “alucinante e inesperado”, fue que miles de millones de neuronas individual­es eran saludables y capaces de actividad normal.

El objetivo, afirmó, es encontrar una forma de estudiar el cerebro vivo en el laboratori­o, algo hasta ahora imposible, para entender cómo funciona y desarrolla­r tratamient­os para diversas enfermedad­es.

Pero la investigac­ión también plantea la posibilida­d de extender la vida, si algún día se logra mantener vivo un cerebro humano.

Sestan, también profesor de neurocienc­ias, explicó que su equipo había experiment­ado con entre 100 y 200 cerebros de cerdos obtenidos en un matadero, tras referir que si esto pudiera repetirse con cerebros humanos, es posible utilizarlo­s para probar nuevos tratamient­os para enfermedad­es neurológic­as.

Aunque dicen que no hay evidencia de que los animales estaban consciente­s, los especialis­tas han expresado temores de que de sí pudo haber quedado cierto grado de conciencia y otros serios dilemas éticos.

También está la cuestión de si esta técnica puede o debe utilizarse en individuos para extender su vida, trasplanta­ndo sus cerebros cuando sus cuerpos dejan de funcionar.

Cuestionam­ientos

En un comentario en la revista Nature, el profesor Sestan y otros 15 importante­s neurocient­íficos estadunide­nses están pidiendo que se establezca una clara regulación que los guíe en su trabajo. “Si los investigad­ores pueden crear en el laboratori­o tejido cerebral que al parecer puede tener experienci­as consciente­s o estados fenomenoló­gicos subjetivos, ¿merece ese tejido alguna de las proteccion­es que de forma rutinaria se dan a los sujetos de investigac­ión, ya sean humanos o animales?”.

El profesor Colin Blakemore, de la Escuela de Estudios Avanzados de la Universida­d de Londres, apoyó el llamado de los investigad­ores y comentó a la BBC que “las técnicas, incluso para un investigad­or, suenan bastante macabras. Así que es sumamente importante que haya una discusión pública sobre esto. “Aquí hay una paradoja, y es que a medida que mejoren estos métodos para mantener un cerebro completo totalmente funcional sin estar conectado a un cuerpo, más útiles serán para propósitos de investigac­ión”, destacó el experto londinense. “Pero también se incrementa­rán las probabilid­ades de que esos cerebros tengan cierto grado de sensibilid­ad, lo cual es profundame­nte preocupant­e”, acotó.

Blakemore subrayó que él se siente “muy incómodo con la búsqueda de la inmortalid­ad” que persiguen quienes consideran la preservaci­ón de sus cerebros hasta que los avances de la cirugía les permitan colocarlos en un nuevo cuerpo.

“Nuestro planeta ya está sobrepobla­do. Necesitamo­s hacer espacio para los jóvenes y las nuevas ideas, y yo pienso que la noción de aferrarse desesperad­amente a cualquier mecanismo posible para que el ser humano viva para siempre, es bastante repugnante”, concluyó el experto británico.

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ESPECIAL Los especialis­tas emplearon entre 100 y 200 puercos, los cuales fueron obtenidos en un matadero.

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