No quiero que Derbez sea Cuarón
Tampoco quiero que sea un Vengador, pero se metió a batallar contra ellos en las pantallas estadunidenses y salió mucho más que bien librado con su película Overboard (Hombre al agua).
No sé, tal vez es porque yo sí crecí viendo esas películas también y tengo claros recuerdos de la versión original con la gloriosa Goldie Hawn y Kurt Russell. Pero creo que aunque se menciona, poca gente se está dando cuenta de una de las grandes aportaciones que Eugenio está haciendo a la percepción de quienes somos como latinos fuera de nuestros países, específicamente en Estados Unidos, y más que nada en este momento.
En 1987 Goldie Hawn era la millonaria y Kurt el que trabajaba para ella. No venderé trama, pero en este caso ocurre exactamente lo contrario entre los personajes de Eugenio y la también adorable comediante y actriz Anna Faris.
Tal vez muchos lo dan por hecho, pero es parte de un movimiento muy importante que está ocurriendo en el mundo de las artes y el espectáculo en Estados Unidos y el mundo: reposicionar esas percepciones para que ese no sea siquiera un tema a discutir o parte del chiste. Es perfectamente viable que el mexicano sea el personaje que viene de un mundo de privilegios mientras que la estadunidense rubia tiene que trabajar en tres chambas distintas para sacar adelante a su familia.
No por ello, Eugenio desperdicia la oportunidad de demostrar la manera en la que los mexicanos sabemos trabajar y lo hace con actores como Chucho Ochoa, Omar Chaparro y Adrián Uribe. Ceci Suárez, quien muestra un rango impresionante y justo, porque la acabamos de ver estrenar en teatro Después de Casa de muñecas, también muestra que puede hacer una comedia con rasgos mexicanos, pero ritmo gringo y amé ver ahí también a Mariana Treviño y Fernando Luján.
También vemos por ahí a la actriz Swoozie Kurtz (¿por qué no habrán escrito así mi nombre en mi acta de nacimiento), quien tiene una carrera longeva e importante en el cine y la tele (desde Relaciones peligrosas hasta
Mike and Molly) y claro, Eva Longoria, que es parte de ambas comunidades.
Estaba en el cine lleno de compañeros de la prensa y me di cuenta de que muchos tenían cara de circunstancia. Más cuando algunos de nosotros soltábamos una que otra carcajada. Caray, como lo dijo el mismo Eugenio, él va por el público, no por la crítica ni por los premios en este momento. Y sí, tiene muchas otras ideas y planes en su cabeza. Estoy segura de que ya lo veremos. Puede gustarle o no este tipo de humor. Hoy en día, con tantas complicaciones y tragedias en nuestras vidas yo agradezco una risa simple, siempre y cuando sienta que quien está en la pantalla tiene precisamente esa intención. Y yo no sé, pero a Overboard versión 1987 la sigo recordando.
¿Quién dice que solo lo intenso o profundo tiene impacto en nuestras vidas? Tal vez solo me quería relajar un poco y una vez más Eugenio lo logró. Por más que mis colegas quieran estar o no de acuerdo con ello, creo que con gran parte del público lo hará también.