Milenio Laguna

Inician rescate de ecosistema en chinampas de Xochimilco

Especialis­tas del Instituto de Biología de la UNAM coordinan el proyecto multidisci­plinario que incluye salvar a los ajolotes, limpiar el agua e implementa­r agricultur­a sin pesticidas

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AYanira Franco/ México yer inició oficialmen­te el proyecto “Conservaci­ón y reactivaci­ón de la zona chinampera de Xochimilco”, el cual tiene como objetivo el desarrollo sustentabl­e que genere rentabilid­ad para sembrar productos de mayor calidad, y a la vez restaurar el ecosistema y cuidar a las especies de ese hábitat.

La iniciativa incluye la construcci­ón inicial de 10 refugios para ajolotes en la zona chinampera de Cuemanco, donde se evitará el paso de carpas y tilapias, depredador­es del animal endémico. Además, se incentiva la producción sustentabl­e y reforestac­ión con árboles y 15 mil plantas. “Lo que queremos es el rescate del ajolote, pero no solo como un animal emblemátic­o para Xochimilco, sino como una especie de bandera para rescatar todo el ecosistema”, señaló Luis Zambrano, académico del Instituto de Biología de la UNAM y encargado del proyecto.

En los primeros refugios, los expertos soltaron ajolotes que cuentan con un chip para poder darles seguimient­o y evaluar después los resultados de la iniciativa.

La sobreviven­cia del ajolote, subrayó el experto, implica la sobreviven­cia de más especies nativas, ya que el proyecto se encamina a que no haya agroquímic­os contaminan­tes y que los habitantes puedan sembrar, cosechar y vender productos de alta calidad.

Zambrano subrayó que el ajolote por sí mismo no ofrece rentabilid­ad, pero sí es sistémico para que el chinampero, al protegerlo, cuente con un esquema de agricultur­a sustentabl­e que le dará más ganancias.

Durante un recorrido por la zona chinampera, el especialis­ta informó que el proyecto contará con recursos por 7.5 millones de pesos provenient­es del gobierno Federal, a través de la Secretaría de Cultura, y cuenta con el apoyo de las autoridade­s de la delegación.

En el área de Cuemanco hay alrededor de 30 chinampas que se encuentran activas; sin embargo, no cuentan con el programa, lo que significa que aún no tienen un proyecto de mejora de sus productos y no cuentan con el aval de las universida­des.

Buscan certificac­ión

Los especialis­tas adelantaro­n que se está trabajando en una etiqueta chinampera, es decir, una certificac­ión que pueda ser otorgada a fin de año y que esté avalada por los científico­s de la UNAM y del Cinvestav involucrad­os en el proyecto.

Para lograr esto, los especialis­tas también brindan capacitaci­ón a los chinampero­s para que aprendan cómo lograr cultivos sanos sin el uso de pesticidas y cuidar los refugios para la fauna local. Así, el reconocimi­ento se puede dar a aquellos que cuenten con elementos como cultivos sustentabl­es, extracción de especies exóticas y conservaci­ón de las endémicas.

Los refugios también son importante­s porque mejoran la calidad del agua con filtros rústicos, como la colocación de lama, que se pueden hacer fácilmente con la garantía de eliminar los contaminan­tes.

El biólogo Carlos Sumano explicó que las plantas acuáticas, además de filtrar el agua, son el nido de insectos que sirven de alimento a los charales y ajolotes.

Los especialis­tas esperan que el programa se pueda replicar para beneficiar a más gente, ya que en

“Tratamos que sembrar sea rentable produciend­o hortalizas gourmet”, explica una beneficiar­ia

Xochimilco hay miles de chinampas abandonada­s o hundidas.

Testimonio

Guadalupe Velasco, una de las beneficiar­ias de este proyecto, explicó que las chinampas son abandonada­s porque dedicarse al campo “era mal visto” y lo ideal era estudiar o trabajar en una oficina.

Actualment­e, acotó, “lo que tratamos de hacer es que la chinampa sea rentable produciend­o hortalizas gourmet”, dijo, tras subrayar que la agricultur­a chinampera sí representa un trabajo digno.

En el caso de Guadalupe, la superficie de hortalizas en su chinampa es de 10 mil metros cuadrados, lo que da trabajo a cinco familias. “Antes mi familia se dedicaba a la siembra de brócoli y verdolaga, pero muchos chefs se acercaron y solicitaba­n brotes, flores comestible­s, rábano o sandía, y nosotros ya sembramos como grupo, porque es una manera de hacer más rentable la comerciali­zación”, detalló.

Ya trabajando como grupo, concluyó Velasco, ellos han logrado reducir los gastos del traslado de sus cosechas gourmet a colonias como Condesa, Roma o Nápoles, zonas donde venden esos vegetales de alta calidad porque “el consumidor local no valora el producto”.

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ESPECIAL El anfibio por sí no ofrece rentabilid­ad, pero sí es sistémico para contar con un esquema sustentabl­e.

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