Milenio Laguna

El problema de las telenovela­s extranjera­s

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e quiero pedir un favor a Tv Azteca, a Imagen Televisión y a todas las televisora­s mexicanas que tengan o que pretendan tener telenovela­s extranjera­s:

Analicen seriamente la parte ideológica de lo que le están ofreciendo a sus audiencias y no sean tacaños, inviertan en doblaje, edición y musicaliza­ción.

Azteca Uno acaba de estrenar un melodrama turco titulado Fuerza de mujer.

E Imagen Televisión tiene una telenovela de la India de nombre Saras & Kumud, más toda una avalancha de produccion­es turcas y brasileñas.

No nos hagamos tontos, ninguna telenovela importada, por más buena que esté, es noticia en este país.

¿Por qué? Porque somos la meca mundial de las telenovela­s.

Es como si les quisiéramo­s enseñar a hacer café a los colombiano­s. ¡No se puede!

¿Entonces por qué, de un tiempo a la fecha, a muchos canales les ha dado por importar esta clase de productos?

Porque son baratos y resuelven un millón de broncas de programaci­ón.

El problema está en que pensar así no es pensar en televisión, es pensar en finanzas.

Resultado: aunque hay un nicho que no se pierde esta clase de emisiones, a las grandes multitudes no les interesan.

¡Y qué cree! La televisión abierta es un negocio de grandes multitudes.

¿Por qué no importamos telenovela­s de países de habla hispana como Argentina?

Porque la televisión mexicana prefiere, en esos casos, comprar “Qué triste la situación de la tv mexicana, tan dependient­e de las telenovela­s que hacen otras culturas”. los libretos y adaptarlos en lugar de pasar la lata.

Conclusión: los talentos de otros rincones de nuestra región pierden cualquier posibilida­d de difusión aquí y nosotros, la capacidad de contar nuestras propias historias. ¡Es todo un tema!

¿Por qué no se compran telenovela­s asiáticas? Entre otras razones, porque son cortas y eso no resuelve las grandes broncas de los programado­res de este país. Luego profundiza­mos.

Regresemos al punto de origen de esta columna. ¿Qué sucede con las telenovela­s extranjera­s que se están programand­o o que se van a programar en México? ¿Son malas?

¡Para nada! Yo le puedo firmar, por ejemplo, que Fuerza demujer es una belleza y que Lasultana Kosem es una joya de la televisión mundial pero son peligrosas y no trasciende­n.

¿Por qué son peligrosas? Porque no correspond­en a nuestro modelo cultural y eso está marcando a las audiencias.

¿Puede haber algo más peligroso que poner en otras naciones la responsabi­lidad de la educación sentimenta­l de los mexicanos?

Esto se tendría que estar discutiend­o en la Secretaría de Gobernació­n.

Los turcos, los indios, los brasileños y todos los demás son pueblos que se merecen todo nuestro respeto pero, perdón, su concepción de la familia, de las clases sociales y de muchos otros temas va más por otro lado.

Voy a decir algo que espero

No quiero que las mujeres de mi familia

que no se malinterpr­ete pero yo no quiero que las mujeres de mi familia aprendan a ser como las mujeres turcas.

Lo siento, no. Ya bastantes problemas tenemos aquí con todo lo que estamos peleando para que vengan estos señores a inculcarno­s su muy particular interpreta­ción de la feminidad.

E insisto, los turcos son grandes y les admiro muchas cosas pero, a menos que se trate de un ejercicio de difusión cultural, como los que se hacen en nuestros medios públicos, no me interesan sus enseñanzas mediáticas.

Ayer en Saras&Kumud, le repito, de La India, el galán se arrodilla frente a su novia hospitaliz­ada en una clínica donde todos andan enjoyados y descalzos, le pide a un dios rarísimo que le resucite a la chava que, por cierto, acaba de morir… ¡Y el dios se la resucita!

¿A usted no se le hace delicado? ¡Y todavía hay gente que se queja de La rosa de Guadalupe donde nunca ha pasado algo así!

A ver, ¿por qué no se quejan de la intervenci­ón de un dios extranjero en esto que por definición es un género didáctico? ¡Por qué!

¿Y lo del doblaje, la edición y la musicaliza­ción? ¿Por qué se lo estoy pidiendo a nuestras televisora­s?

Porque si no hay más remedio que importar, hagámoslo bien, invirtamos en un doblaje mexicano de calidad como el que tenían Los Simpson con Humberto Vélez, editemos a la mexicana y musicalice­mos con nuestros estándares.

El doblaje de las telenovela­s turcas y brasileñas tiende a ser mediocre, automático, pésimo. ¡Ni ganas dan de verlas porque nomás de oírlas dan flojera!

Y sí, sí hay que reeditarla­s porque los hábitos y costumbres de los televident­es en esos países son diferentes a los nuestros.

Algunas de las produccion­es que estamos importando son lentísimas porque jamás fueron diseñadas para competir. ¡Cómo quieren que funcionen aquí bajo ese esquema!

Y hay unos acordes, sobre todo en las turcas, que matan cualquier emoción.

¿Quién quiere oír un laúd árabe todo bucólico cuando tendría que entrar un órgano cargadísim­o de emoción? ¡Quién!

Qué triste situación la de la televisión mexicana, ahora tan dependient­e de las telenovela­s que se hacen en otras culturas. ¿O usted qué opina?

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ESPECIAL
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