Una guerra comercial también podría tener costos para EU
La posibilidad de una conflagración comercial mundial se hizo más real esta semana, después de que Estados Unidos impuso nuevos aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Canadá, México y la Unión Europea.
Furiosos y decepcionados, los aliados de Washington anunciaron que aplicarían aranceles en represalia y, en una disputa aparte, China se prepara para castigar a mercancías y servicios estadunidenses valorados en 50 mil millones de dólares, con lo que afectarán a muchos simpatizantes del presidente Donald Trump en el corazón agrícola de Estados Unidos.
“Van a afectar a los agricultores”, dijo Bryan Klabunde, agricultor del noroeste de Minnesota. “Queremos equidad para todos los sectores, pero nosotros cargaremos con el peso de las sanciones si otros países adoptan represalias”.
“El presidente parece crear disputas comerciales (y de otra índole) con todos —aliados y adversarios por igual— y es difícil discernir alguna estrategia coherente”, afirma Rod Hunder, ex colaborador del Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de George W. Bush.
México, por ejemplo, tiene previsto aplicar medidas punitivas contra el queso y otros productos estadunidenses en represalia por los aranceles al acero y al aluminio. México “es nuestro segundo mercado más grande”, dice Jeff Schwager, presidente de Sartori, una compañía fabricante de queso en Plymouth, Wisconsin. Los aranceles de represalia “reducirán las ventas, sin duda”.
“Las ventas duramente ganadas en México podrían estar en riesgo dado el potencial de las represalias”, advirtió en un comunicado la Federación Nacional de Productores de Leche. Aproximadamente 14 por ciento de la producción láctea de Estados Unidos va para la exportación y México es el principal cliente.
En Stockton, California, Jeff Colombini está preocupado de los perjuicios financieros que ocasionaría una guerra comercial. Su compañía, Lodi Farming, exporta nueces, cerezas y manzanas a México, Canadá, la Unión Europea y otras naciones. La Unión Europea ha amenazado con castigar el bour
bon de Kentucky y las motocicletas Harley-Davidson, con sede en Wisconsin.
El fabricante de pantalones vaqueros Levi Strauss también será afectado por las represalias de la Unión Europea. “Las marcas estadunidenses, los trabajadores y los consumidores sufrirán en última instancia”, afirmó en un comunicado la compañía con sede en San Francisco.