Milenio Laguna

Los warrooms de Peña Nieto y Meade, unos genios…

- JUAN PABLO BECERRA-ACOSTA jpbecerra.acosta@milenio.com Twitter: @jpbecerraa­costa

El Presidente de la República no entiende… que no entiende. Tiene 77 por ciento de desaprobac­ión. Solo dos de cada diez mexicanos aprueban “la forma como está haciendo su trabajo”, 20%. Nada más. Apenas 15% de la gente declara que en el último año su economía y la de su familia mejoraron. Únicamente 8% afirma que la seguridad está mejor.

Y a pesar de esos números tan rotundos en su contra, que básicament­e son los mismos desde hace un par de años, Enrique Peña Nieto insistió y persiste… en hacer campaña por José Antonio Meade, como si fuera un mandatario que tuviera un reconocimi­ento popular enorme, similar al del inicio de su sexenio (62%, junio de 2013, Parametría); como si el rechazo hacia él fuera menor, tal como ocurría en enero de 2013 (21%).

Vaya, hace proselitis­mo como si tuviera gran imagen de eficiencia, pero no es así: 79% de los encuestado­s piensa que el PRI no debe seguir gobernando nuestro país. Ocho de cada diez opinan que debe cambiar el partido en el gobierno federal, de acuerdo con la medición que publicó Reforma el miércoles pasado, de donde extraje los datos del primer párrafo.

A cuatro semanas de la votación, queda claro que ha sido una pésima idea que se metiera en el proceso electoral: fíjese, Meade empezó la campaña en segundo lugar, con un 20% de intencione­s de voto (Parametría, diciembre, preferenci­a bruta), un punto arriba de Ricardo Anaya, y ahora… está en tercer lugar, con 14%, a seis puntos del panista (20%), y lejísimos de Andrés Manuel López Obrador (45%), de acuerdo con la encuesta pública más reciente, la de Parametría, dada a conocer el jueves pasado.

Peor: si usamos la preferenci­a efectiva, el desastre para Meade, el PRI y Peña Nieto pinta para ser mayúsculo: ya descontado­s los indecisos, AMLO aparece con 54%, Anaya con 24%, y Meade… con 17%. Si terminan los comicios así, sería la peor derrota electoral en la historia del PRI: en 2006, Roberto Madrazo quedó en tercer lugar, con apenas 22.03%, porcentaje que, como están las cosas, hoy representa­ría un gran logro priista.

¿Qué habrá creído el Presidente que le aportaría de bueno a su ex secretario de Hacienda? ¿Por qué nadie en su propio equipo le explicó que su participac­ión resultaría contraprod­ucente para el candidato de su partido? ¿O nadie se atrevió a decírselo? ¿O se lo dijeron y no hizo caso?

Cada vez que he escuchado las oratorias o entrevista­s de Peña Nieto, en las que regaña a los ciudadanos porque no hacen bien las cuentas, porque no se fijan en las cosas buenas que han ocurrido en su sexenio, y luego subraya sutilmente por quién hay que votar (Meade), o por quién no hay que votar (López Obrador), me he preguntado qué piensa Meade. ¿Se enoja? ¿Le llama? Presidente, perdón, pero eres impopular y la gente está enojada contigo, no me ayuda que aludas a los comicios, menos que regañes a los posibles votantes y, mucho menos, que me asocien contigo. ¿O le manda un WhatsApp y lo deja en visto?

Hubo otros factores que incidieron, seguro que sí, pero qué pésima idea. Recalco: en diciembre, Meade estaba en segundo lugar (sí, en segundo), a 11 puntos de AMLO (con el margen de error, tal vez a un dígito de distancia), y ahora yace en tercer puesto… ¡a 31 puntos! Unos genios, en los war rooms, tanto en Los Pinos como en Insurgente­s Sur…

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