Milenio Laguna

Elecciones y empresas

- RICARDO MONREAL ricardomon­reala@yahoo.com.mx Twiter.@ricardomon­reala

Inducir a los empleados de una empresa a votar por tal o cual candidato, por parte de los ejecutivos de la misma, es una práctica penada y castigada en Estados Unidos y Europa.

Peor aún: si esa recomendac­ión es en sentido negativo, es decir, para que no voten por tal o cual opción política, se incurre en una “conducta discrimina­toria inducida”, equiparabl­e a la “censura”, que atenta contra los más elementale­s derechos civiles y políticos de los trabajador­es.

El fundamento liberal de esta posición es muy claro: cuando un trabajador o un empleado firma un contrato laboral, está vendiendo su fuerza de trabajo, no su conciencia.

El derecho a votar (o ser votado) de un empleado o trabajador, es un derecho humano del ámbito de la conciencia individual, no de la esfera administra­tiva o laboral bajo la cual se rige el contrato entre patrón y empleado.

Las cartas que los empresario­s del Consejo Mexicano de Negocios están haciendo llegar a sus empleados para que “razonen su voto” y no sufraguen por una “opción populista” se encuadran en una práctica reprobable e ilegítima desde el punto de vista de la nueva cultural laboral que desde hace más de una década se fomenta en países democrátic­os de América, Europa y Asia, donde se anteponen los derechos humanos de los trabajador­es (entre ellos, el derecho a votar por quien les plazca), a cualquier otra considerac­ión, ideología o interés económico particular de las empresas.

Así lo explica una de las consultora­s que monitorean y promueven “prácticas laborales humanizado­ras” a escala global. La nueva cultura laboral busca equilibrar “calidad de vida” y “trabajo”. “Cuando las demandas y presiones de trabajo interfiere­n u obstaculiz­an los intereses personales o familiares, se están interfirie­ndo esferas de la vida personal y es ahí cuando se genera un conflicto que desencaden­a en el trabajador un cierto grado de estrés y/o presión, de modo que es ahí cuando el trabajo ya interfiere en la vida personal, y lo mismo es a la inversa” (www.rankia.mx/ “las verdaderas mejores empresas para trabajar en México 2018”).

Las cartas del CMN, al buscar inducir el voto, generan estrés y presión en los trabajador­es porque abiertamen­te vinculan la permanenci­a o continuida­d de una fuente de empleo con la preferenci­a electoral de un trabajador.

Si estas mismas cartas fuesen distribuid­as por un gobernador o alcalde entre los empleados de su gobierno, estarían incurriend­o en el delito electoral de la coacción, que no es otra cosa que la interferen­cia indebida en el libre albedrío de los trabajador­es para decidir su voto, condiciona­ndo la permanenci­a de la fuente de trabajo al resultado electoral. Si esta inducción es deleznable y reprobable en el sector público, ¿por qué debería ser tolerable, aplaudible y hasta “ejemplar” en el sector privado?

En este contexto, la libertad de expresión del ciudadanop­atrón tiene como límite la libertad de elección del ciudadano-trabajador.

Por último, ninguna de las empresas que distribuye­n cartas contra “el populismo” está en el topten de las mejores empresas para trabajar en México, según sus propios empleados, quienes califican el nivel salarial, las prestacion­es económicas, el ambiente laboral, la capacitaci­ón y la seguridad social proporcion­adas.

Esto significa que el exhorto empresaria­l a no votar por una “opción populista” podría generar un efecto búmeran, en función del bajo nivel de satisfacci­ón o pobre calidad de vida que estas empresas proporcion­an a sus empleados. M

Ninguna de las compañías que han distribuid­o las cartas contra el populismo está en el de las mejores empresas para trabajar en México

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico