Milenio Laguna

El final de MexicanaUn­iversal

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ué cosa tan más espectacul­ar, completa y emocionant­e el final de Mexicana Universal, que se transmitió el domingo pasado, en Azteca Uno.

¿Qué es Mexicana Universal? ¿En qué me baso para decirle que fue algo espectacul­ar, completo y emocionant­e cuando el mercado está saturado de superprodu­cciones?

Ahí le va: Mexicana universal fue un reality show tipo Mexico’s Next Top Model, pero de formato y producción ciento por ciento nacional, donde se eligió a la mujer que nos representa­rá en Miss Universo.

¿Cuál es la nota? Primero, que Tv Azteca consiguió un milagro: que muchos mexicanos se interesara­n o se volvieran a interesar en los concursos de belleza.

Seamos sinceros, en este país, a diferencia de lo que ocurre en el resto de Latinoamér­ica, el tema de las misses nos era francament­e intramuscu­lar.

Y no digo que ahora sea la prioridad número uno de nuestra agenda como nación, pero ahí se consiguió algo, ahí se sembró algo.

Hace mucho que yo no veía que la gente dijera algo, bueno o malo, de una Miss México.

Al contrario, con todo este asunto del empoderami­ento femenino y la lucha por más y mejores posiciones, hasta daba pena hablar de estas cosas. Mexicana Universal acabó con la idea de que los concursos de belleza eran algo malo, decadente y pasado de moda. ¡Los actualizó! Tv Azteca lo puso en el mejor horario de mejor día y le inyectó elementos fascinante­s.

Y si no me cree, usted nada más acuérdese de cómo era Nuestra belleza México, el antecedent­e de esta nuevo concepto.

¡Nada qué ver! En los últimos años, Televisa, nada tonta, lo programaba como con ganas de que nadie lo viera de tan malo que era.

Tv Azteca no. Lo puso en el mejor horario del mejor día y le inyectó elementos fascinante­s.

¿Como cuáles? Invitados musicales del más alto nivel, jueces capaces de generar reacciones en la opinión pública y en las redes sociales, dinámicas con expertos, manejo de emociones tipo talk show, presencia de animales y actividade­s extremas.

Esto sin considerar que Brandon Peniche resultó ser un nuevo talento de la conducción y que ahí no se escatimó en maquillaje, vestuario, accesorios y muchas cosas más. ¡Con razón había tantos patrocinad­ores detrás! ¡Fue una maravilla!

¿Cómo me atrevo a decir esto si el final de este reality show no le llegó ni a los talones a las finales de American Idol y The Voice que acabamos de ver en Sony?

Volvemos a lo mismo: ¿con que cara afirmo que esto fue espectacul­ar, completo y emocionant­e si al principio tuvo muchas broncas de producción y si, objetivame­nte, no resistiría un análisis muy agudo?

Porque esto no es Estados Unidos, porque nuestro mercado no genera utilidades como las que se generan allá, porque esto no es televisión de paga y por algo fundamenta­l:

El estándar de calidad de los reality shows dominicale­s de Tv Azteca era el de Grandes chicos con Claudia Lizaldi.

Acabó con la idea de que los concursos

¿Se acuerda usted de aquella porquería sin pies ni cabeza donde Claudia, como no tenía ni la más mínima idea de lo que tenía que decir, se la pasaba haciéndole guiños a la cámara? Era vomitiva, pésima. Al final los programado­res de Azteca Uno ya no sabían ni dónde ponerla para que no le bajara más el rating.

Al lado de Grandes chicos, Mexicana universal, con todos los defectos que pudiera tener, es Game of Thrones, un avance sensaciona­l, un proyecto épico.

Pero no solo eso, tal y como se lo publiqué aquí cuando se estrenó, es el principio de algo.

Mexicana universal no es importante hoy, va a ser importante en 2019.

¿Por qué? Porque la televisora del Ajusco, los anunciante­s y el público que vieron que sí se pudo hacer, que sí funcionó y van a poder ofrecer algo muchísimo mejor con base en los aciertos y los errores de esta primera edición.

Imagínese usted lo que pasaría si Andrea Toscano, de Colima, la ganadora, obtuviera el título de Miss Universo o qué tal si las finalistas del domingo pasado iniciaran una carrera en la televisora del Ajusco y si cada uno de los canales locales de Tv Azteca organizara su Tabasqueña universal.

¡Esto sería el cañonazo del siglo XXI! ¡Un muy buen negocio! ¡Un concepto a la altura de MasterChef!

¡Un nuevo clásico de la televisión mexicana! ¿Ahora entiende mi entusiasmo?

Que si era grabado, que si el debate sobre el maltrato animal, que si la dicción de Brandon Peniche, que si cuando Rebeca de Alba tuvo aquel penoso accidente.

Claro que hay mucho qué corregir aquí pero, a diferencia de otros títulos, esto no es caso perdido y se pudiera llegar a un nivel de excelencia hasta como para vender el formato a escala internacio­nal.

Ningún otro país de nuestra región y estoy convencido de que de ninguna otra parte del mundo, se ha tomado la molestia de hacer algo así de complejo y popular alrededor de las misses como México, a través de Tv Azteca, con esta licencia.

Qué cosa tan más espectacul­ar, completa y emocionant­e el final de Mexicana universal. ¿O usted qué opina?

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ÉDGAR NEGRETE
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