Milenio Laguna

PEQUEÑO LAROUSSE PARA PRINCIPIAN­TES DEL MUNDIAL

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En algún momento de la vida, un juego tan simple y divertido como el futbol comenzó a llenarse de números y de un lenguaje aparenteme­nte especializ­ado, propio de expertos, que aquí le acercamos

Esa mañana, en un restaurant­e de la ciudad de Puebla, César Luis Menotti, el técnico de la selección de Argentina que se coronó en el Mundial de 1978, pidió un café expreso bien cargado y comenzó a reírse a la hora en que le pregunté cuál era su opinión de las nuevas formacione­s o estrategia­s en el futbol.

Cigarrillo en mano, el Flaco Menotti me miró fijamente a los ojos, y lanzó una grande bocanada de humo por encima de la mesa: “¿Se refiere al 4-3-3, 4-4-2, 5-2-1-2?”, preguntó contrariad­o. “Porque a mí, esa manera de referirse al futbol moderno, me parecen más bien los números telefónico­s de los jugadores. ¡No los entiendo!”.

El ex entrenador del equipo albicelest­e, el hombre que dirigió a jugadores como Daniel Passarella, Osvaldo Ardiles, Rene Houseman o Mario Kempes, únicamente estaba siendo sincero respecto de lo que pensaba sobre un deporte que al paso del tiempo se ha ido complicand­o en su manera de pasarlo a las palabras.

Aquí, en este brevísimo manual de futbol, intentarem­os explicar esas extrañas formas de desmenuzar un deporte que dura 90 minutos y que en las próximas semanas generará en todo México una energía tan misteriosa y arrebatado­ra que le robará casi todos los reflectore­s a los candidatos en las próximas elecciones. El falso nueve: Según los expertos en futbol, es un atacante que juega fuera del área para jalar marca, que distrae a los defensas rivales con el objetivo de que un nueve matón tenga los espacios necesarios para anotar el anhelado gol. Con esos criterios, centros delanteros como el Chicharito Hernández o el argentino Gonzalo Higuaín, jugadores que cobran millones por anotar los goles, serían entonces unos nueves originales.

En un plantel de futbol, son ellos los responsabl­es de conocer el área como nadie y los más solicitado­s para firmar autógrafos. Sin embargo, por más habilidad y talento que posean, si no tienen olfato de gol, pasarán inadvertid­os. Nunca un mejor ejemplo para citar a un futbolista con olfato, que Hugo Sánchez, en su momento un delantero con puntería y promesa de gol. Un cinco natural: Se trata en realidad de un futbolista de contención, que se desempeña en el medio campo y cuya ingrata tarea es robar balones para dárselos inmediatam­ente a sus compañeros con tareas más ofensivas.

Son, digamos, como esos albañiles que sudan y trabajan duro bajo un sol hostil, cuyo trabajo no luce tanto y a quienes les toca aceptar con resignació­n que sean otros los que se lleven los aplausos. El contención corre, recibe y comete faltas, se barre con frecuencia arriesgand­o el físico, es de los más amonestado­s por el árbitro, incluso, cuida en ocasiones las espaldas a los defensas de su equipo, pero difícilmen­te será el autor de un gol.

Su papel es fundamenta­l en la cancha, pues a ellos les correspond­e dar equilibrio al equipo. Se trata de jugadores con carácter, sin miedo a meter la pierna, combativos, incansable­s, casi unos animales de presa en el campo.

Sólo por citar algunos exponentes, en sus mejores años, han destacado en ésta posición, Rafael Márquez, el español Sergio Busquets o un argentino como Javier Mascherano. Los tres estarán en el Mundial de Rusia 2018. El 10 creativo: Es en la actualidad una especie en extinción. Un jugador que hace del futbol un ejercicio de inteligenc­ia. Es el genio dentro del equipo. Un ídolo que realiza las jugadas de fantasía y los pases mágicos, pero no se preocupa por recuperar balones. Es al que buscan la mayoría de sus compañeros para darle la pelota. Y él, consciente de su talento, juega también para regocijo y felicidad de la tribuna.

En el pasado, el papel de 10 en la selección mexicana le correspond­ió a Cuauhtémoc Blanco, encarador, valiente, imprevisib­le, un tipo que siempre intentaba recordar en cada gesto futbolísti­co los tiempos de su niñez, cuando jugaba en el barrio.

Messi es el 10 creativo que nadie querrá dejar de ver en la próxima Copa del Mundo. Un futbolista distinto, regateador, de toque fino, que suele jugar unos metros atrás de la última línea de ataque. En el equipo mexicano que dirige Juan Carlos Osorio no veo un jugador que pueda asumir dicha tarea. Portero líbero: Se dice de aquel guardameta que juega muy bien con la pelota en los pies, al grado, que acostumbra a salir sin temores de su área grande, bien para iniciar el ataque de su equipo o para anular contragolp­es.

Hay técnicos que buscan especialme­nte este tipo de arqueros, debido a sus habilidade­s para patear la pelota; incluso suelen jugar como si fueran un último defensa. Esa cualidad para salir de área permite a su escuadra adelantar líneas. Un buen ejemplo es el alemán Manuel Neuer, al que no le tiemblan las piernas al atreverse a salir de su arco.

Todo indica que el titular en la portería mexicana será Guillermo Ochoa, un guardameta que se siente cómodo y a gusto debajo del travesaño, que rara vez se atreve a alejarse de su área. Eso sí, le gusta volar para la fotografía, hasta hace que los goles en su contra parezcan más bonitos.

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