AMLO versus CCE
Los empresarios reunidos en el Consejo Coordinador Empresarial tuvieron ya, hace un mes, un enfrentamiento con Andrés Manuel López Obrador. No sabemos, hoy, qué harán en las semanas por venir. Alfonso Romo dice que los han buscado para decirles: Ya ganamos, pongámonos de acuerdo. Puede ser. Hay que esperar que haya prudencia de su parte. No la hubo en la elección de 2006. Esa elección fue una victoria para la izquierda. Andrés Manuel fue el artífice de esa victoria. Pero él mismo perdió, por apenas medio punto. Y no lo reconoció. “El día de hoy el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidió convalidar el fraude a la voluntad ciudadana expresada en las urnas el 2 de julio y respaldar a los delincuentes que nos robaron la elección presidencial. Con esta decisión se rompe el orden constitucional y, en los hechos, se abre el camino a un usurpador que pretende ocupar la Presidencia de la República mediante un golpe de Estado”, afirmó, y más adelante: “El fraude electoral de 2006 ha sido a la vez el más burdo y el más sofisticado de la historia electoral de México. Se recurrió lo mismo a los métodos tradicionales como el acarreo de votantes, la sustitución de funcionarios de casilla, el relleno de urnas con votos ilegales y la falsificación de actas de escrutinio de las casillas, que a medios más sofisticados como la manipulación de los sistemas de cómputo” (Andrés Manuel López Obrador, “Proyecto de resolución que presenta Andrés Manuel López Obrador al pueblo de México para su análisis, discusión y, en su caso, para su aprobación en la Convención Nacional Democrática”, La Jornada, 29 de agosto de 2006).
En 2006 no hubo acarreo de votantes ni sustitución de funcionarios de casilla ni relleno de urnas con votos ilegales ni falsificación de actas de escrutinio
ni manipulación de los sistemas de cómputo. Pero ocurrieron otras cosas. El IFE, en particular, toleró varios comerciales en la televisión, pagados por los empresarios, que beneficiaron al candidato del PAN, lo cual estaba prohibido por el artículo 48 del Cofipe: “En ningún caso se permitirá la contratación de propaganda en radio y televisión a favor o en contra de algún partido político o candidato por parte de terceros” (IFE, Código Federal de Instituciones y Procedimien
tos Electorales, México, 2005, p.39). En las semanas que precedieron la elección, el Consejo Coordinador Empresarial gastó alrededor de 136 millones de pesos en una serie de comerciales que comunicaban la idea de que el triunfo del candidato que estaba opuesto al modelo económico podía significar un retroceso para México. Al calificar la elección, los magistrados del Tribunal aceptaron que la publicidad del CCE era en efecto ilegal, pero dictaminaron esto: “La irregularidad que ha quedado establecida, por sí misma, no es determinante para el resultado de la elección presidencial, ya que no obran elementos probatorios en autos que demuestren fehacientemente el impacto de los
spots del Consejo Coordinador Empresarial sobre la frecuencia e intensidad en que ocurrió su difusión, para establecer su grado de penetración entre los electores” ( TEPJF, Dictamen relativo al cómputo final de la elección de presidente de los Estados
Unidos Mexicanos, México, 5 de septiembre de 2006, p.103). Esa fue quizá la mancha más importante de las elecciones que culminaron aquel 2 de julio —sin contar desde luego la mayor: el intento de desaforar a López Obrador para sacarlo por las malas de la elección de 2006.
Hay que esperar que haya prudencia de su parte; no la hubo en la elección de 2006