“No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo.” Proverbio inglés
lguien me preguntó por qué llamo a la Comarca Lagunera “Tierra Santa” y expliqué que, viajando a la tierra de Cristo encontré muchas similitudes con nuestra región. Tierra santa está situada en el desierto con temperaturas arriba de los 44 grados, situación que compartimos y nos ubica de manera inmediata entre palmeras, dátiles y nueces. No es extraño que los árabes llegados a la Comarca se sintieran como en casa.
Tierra santa es bautizada por el rio Jordán que cruza dos estados (Palestina e Israel), y la Comarca Lagunera también; Tenemos un rio que cruza dos estados (Durango y Coahuila). Hay un pueblo que se llama Nazareth y acá tenemos uno que se llama Nazareno. Nosotros al igual que ellos vencimos el desierto. Toda esta explicación hubiera coronado mi orgullo siempre y cuando no hubiera escuchado la sentencia siguiente:
“Pero se acabaron la Laguna…”
Nuestra tierra fue bautizada con ese nombre por rodearnos de trece lagunas entre las que destacaban la Laguna de Mayrán ( la más grande de América Latina), alimentada por los ríos Nazas y Aguanaval. Me imagino aquello como un inmenso oasis en el desierto.
Hoy de aquellas aguas nada queda. Se convirtieron en presas y por una falta de planeación en el manejo y consumo del vital líquido desde tiempos de Don Simón, en estos días tenemos desabasto aunado a las altas temperaturas con registros históricos donde en tiempos electorales, pareciera hay que echarle la culpa al gobernante en turno.
Pero más allá de buscar responsables por el descuido sistémico por falta de una cultura hídrica, hay que apostarle al entendimiento de la problemática y atentos a las soluciones. En tiempos electorales si importa que un tema tan importante encuentre espacio en la agenda política. Lo demás, es grilla electorera con un tufo de manipulación que no comparto, como aquellos que no pagan agua. Continuaré…