García Ocejo afirma que “la vejez es más fea que la muerte”
Sus obras están vinculadas a la danza, la literatura o diversos personajes históricos
“No me gustaba la pintura de Diego Rivera porque no la entendía. La entiendo ahora”
El pintor José García Ocejo, considerado uno de los últimos exponentes de la llamada Generación de la Ruptura del arte de México, afirma, a sus casi 90 años de edad —los cumplirá el 14 de junio—, que “la vejez es más fea que la muerte”. “La muerte es un descanso y la vejez no es descanso. Es horrenda”, explica García Ocejo, un pintor y artista reconocido por su humor ácido, negro, y que resiste el paso del tiempo en su rostro arrugado y unos lentes gruesos que dejan ver unos ojos vivaces con mil aventuras encima.
En su residencia de Ciudad de México, García Ocejo transcurre sus días frente a sus lienzos, la afición que descubrió cuando tenía cuatro años de edad y que a la postre se convirtió en parte de su ser.
Es considerado uno de los últimos exponentes de la “Generación de la Ruptura”, como se llamó a mediados del siglo XX a los artistas que se enfrentaron a la tradición de la escuela mexicana de pintura dominada por los muralistas.
Nacido en 1928 en Córdoba, Veracruz, García Ocejo fue becado para estudiar arte en Madrid , de donde se trasladó a Salzburgo para convertirse en discípulo de Oskar Kokoschka.
Ocejo se declara amante de la música, incluso más que la pintura, pero sólo como una forma para relajarse. Le apasiona la canción popular mexicana, como la que interpretaba Lucha Reyes, y no duda ni un momento en entonar a capela la letra del tema “Mujer ladina”.
Ha participado en más de 50 muestras individuales y colectivas en México y varios países como España, Japón, Estados Unidos, Turquía, Egipto, Italia, Israel, Francia, Canadá, Polonia y Alemania.
Por sus grabados, dibujos y óleos con interpretaciones vinculadas a la danza, la novela o personajes históricos, García Ocejo ganó premios como el Elías Sourasky (1968), Nacional de Arte (1978), Universitario Distinguido de la UNAM (1982) y la Medalla de las Artes (2006).
El artista considera como uno de sus maestros a José Luis Cuevas, de quien llegó a ser amigo íntimo, y a Diego Rivera, a quien recuerda como una persona muy franca, mal hablada, aunque sin duda “era un genio”. “No me gustaba su pintura porque no la entendía. La entiendo ahora”, apunta a García Ocejo con otra sonrisa de por medio después de que fue de los artistas que rompieron con los “padres muralistas” de México.