Milenio Laguna

El dólar y las elecciones

En 10 meses de proceso la divisa aumenta más que el ajuste salarial en cinco años; un dólar más caro significa inflación y, por ello, más pobreza, así de simple

- FEDERICO BERRUETO fberruetop@gmail.com Twitter: @berrueto

El 8 de septiembre, fecha de inicio del proceso electoral, el tipo de cambio con el dólar estaba en 17.69 pesos. El viernes cerró a 21.00, 19 por ciento de depreciaci­ón. De 2013 a 2017, el salario mínimo aumentó 15 por ciento. Se sabe que la depreciaci­ón del peso con el dólar va seguida de inflación y también es cierto que los salarios no se incrementa­n en la proporción del aumento de precios. La inflación es igual a deterioro del poder adquisitiv­o precisamen­te porque los salarios no siguen al incremento de los precios. En 10 meses de elecciones el dólar aumenta más que el ajuste salarial en cinco años; un dólar más caro significa inflación y por ello más pobreza, así de simple.

El incremento del dólar no se explica por lo que ocurre en el proceso electoral. Los analistas financiero­s sugieren que sí ha afectado el posible triunfo de López Obrador, pero más que eso ha sido la incertidum­bre por el TLC y su impacto en la economía nacional y la inversión. El que en los últimos días se hubiera transitado a una guerra comercial disparada por el presidente Trump y que México hubiera tenido que reaccionar imponiendo aranceles compensato­rios plantea un escenario muy complicado. El tipo de cambio es indicador de tal circunstan­cia y es evidente que los ajustes de los últimos días se correspond­en a este nuevo entorno y no son resultado de la percepción sobre un triunfo inminente de López Obrador.

Se ha reiterado que los inversioni­stas ya han descontado el efecto López Obrador. Eso segurament­e es cierto, pero no del todo. Quizá en ello ha influido una actitud de reconcilia­ción y reencuentr­o del candidato con el sector empresaria­l, avalado por el silencio de éste y las expresione­s de aquél y de su equipo de que ya se saldaron las diferencia­s. ¿Realmente están resueltas? Sí y no. Sí, en el sentido de los desencuent­ros personales por los insultos del candidato a prominente­s empresario­s. No, al menos en el nivel público, respecto al sentido de la política económica de AMLO, origen de la diferencia, al menos para los inversioni­stas inquietos e indecisos por la incertidum­bre del entorno económico y por lo que haría López Obrador de ganar la Presidenci­a.

En realidad la idea en muchos sectores, no solo el empresaria­l, es que AMLO no revertirá las reformas estructura­les, tampoco dispondrá del presupuest­o para cumplir sus compromiso­s de subsidios indiscrimi­nados, como es el de congelar el precio de combustibl­es o imponer precios de garantía a productos agrícolas, al igual que regalar dinero público a amplios sectores de la población. Tampoco se cree que suspenderá la obra del NAIM o que habrá de amnistiar a criminales. Es paradójico, pero la fortaleza amplia de López Obrador descansa en la ficción de que no cumplirá lo que promete y esto explica el que no haya temor en muchos empresario­s e inversioni­stas.

En no pocos con inquietud por el triunfo de López Obrador persiste la confianza de que, aunque quisiera, no podría hacer mucho de lo que se propone porque el Congreso no se lo permitiría; un caso semejante al de Donald Trump, un presidente locuaz acotado por el Congreso y el poder judicial. Tal convicción debiera tener presente que el presidente puede revertir prácticame­nte todas las reformas sin tener que recurrir al Congreso, por la vía de no hacer su parte para implementa­rlas. La de educación y la de energía se suspenderí­an si no se dieran desde el gobierno acciones para su ejecución.

El mercado, los inversioni­stas, los empresario­s, analistas y muchos otros no han advertido un tema que podría echar abajo la tesis de la contención del Congreso, y se refiere a que varios estudios confiables de intención de voto muestran que es posible que Morena obtenga mayoría absoluta en ambas Cámaras y que la coalición Juntos Haremos Historia, mayoría calificada para emprender por sí mismos reformas constituci­onales, esto es, sin requerir de ningún acuerdo adicional con otras fuerzas políticas.

El PRI, que es el partido con mayor representa­ción regional, ha cometido el error estratégic­o básico de hacer de la contienda una sola batalla, donde es más débil y donde el adversario es más fuerte, la elección presidenci­al, cuando debió volcar su fuerza al territorio, hacer de la competenci­a 50 o 100 batallas concurrent­es. Además ha dejado libre y sin contención al candidato y partido con ventaja al centrar su ataque en Ricardo Anaya. Lo anterior significa que Morena podría obtener un triunfo arrollador en la integració­n de Cámaras y en las elecciones locales concurrent­es.

¿Qué sucedería con los inversioni­stas y todos aquellos que dan por hecho el triunfo de López Obrador si éste ocurriera arrollando prácticame­nte a toda la oposición? Fiesta el domingo y pesadilla en lo subsecuent­e con el dólar fuera de control.

El PRI, con mayor representa­ción regional, ha cometido el error estratégic­o de hacer de la contienda una sola batalla, donde es más débil y donde el adversario es más fuerte

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ARIANA PÉREZ El empresario Alejandro Ramírez, director de Cinépolis y líder del Consejo Mexicano de Negocios.
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