LAS DISYUNTIVAS DEL MUNDIAL

Una vez más, los partidos se jugarán en la mañana. Esto obliga a los aficionados a modificar sus usos y costumbres para no perderse ni un encuentro. Sin embargo, empiezan a surgir dudas que obligan a los futboleros a tomar decisiones que cambiarán el curso de su rutina. Por ejemplo:

Escoger el sillón pachón en casa y reportarse con sida benigno al trabajo o ver los partidos en salas de juntas con tópers, ventilador ruidoso y café quemado.

Ver los encuentros mientras desayunan buevito con capsup o lanzarse a la cantina (con previo scouting para hallar tugurios tempraneros) y comer botana de cuatro tiempos.

Animar el ambiente con caguamas bien helodias o beber cafecito tibio del Oxxo para no acabar happy cuando suene el silbatazo fi nal.

En caso de que gane la selección, salir a festejar al Ángel, la Macroplaza y la Minerva o festejar en las redes con likes y favs.

Quedarse en la oficina para ver los partidos en tele analógica con señal pobre o escaparse a la fondita de la comida corrida.

Estudiar para los exámenes o repasar el álbum Panini para saber de qué lado masca la iguanova en el Mundial.

Quemarse la hora de comida para ver los partidos sin sentir los fuetazos del sentido de la responsabilidad o medio verlos en el celular mientras trabajan.

Llevar la playera del Tri encima de la camisa o debajo de ésta.

Llegar tarde al trabajo y pagar el retraso con horas extras sin emolumento o adelantar el trabajo un día antes para tener un par de horas libres.