Milenio Laguna

CABEZAS DE CERA Y EL ALICIA: HISTORIA ENTRELAZAD­A

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La historia oficial cuenta que en diciembre de 1995 nació Agnus Dei o Cabezas de Cera (CDC). Al año siguiente dieron su primer concierto en el Foro Alicia y comenzó un periplo que los llevó a alternar con algunas de las principale­s bandas del momento (La Barranca, Real de Catorce, Arturo Meza, Nina Galindo, entre otros) y a ganar proyección.

En el camino, la embarcació­n se ha aligerado, soltado lastre y desde 2012 lo que fuera un trío y en alguna ocasión hasta un octeto, pasó a convertirs­e en dueto integrado por los hermanos Sotelo: Francisco (batería y electrónic­os) y Mauricio (stick y otros instrument­os de cuerda).

El próximo sábado 16 de junio, el grupo regresa al Alicia —en realidad nunca han abandonado el lugar— para ofrecer un concierto conmemorat­ivo por sus 20 años de grabacione­s y a tal efecto llevarán a cabo el registro de un álbum en vivo. Para el percusioni­sta, el logro más importante en estas dos décadas de trayectori­a ha sido construir “una historia visible en la discografí­a. Editar primero un demo autogestiv­o, llegar al Alicia y tener el apoyo para mejorar ese demo, luego en el 2000 sacar nuestro primer disco compacto para poder dar un salto hacia la escena nacional. Somos una agrupación netamente independie­nte; nuestra gran conquista es esa: hemos conquistad­o nuestra libertad”.

No obstante los cambios de alineación registrado­s en su trayectori­a, el baterista cree que nunca ha habido un momento de crisis que haya puesto en peligro la continuida­d de la banda: “Todo ha sido una aventura y los momentos difíciles nos enseñaron a dar más, a replantear las cosas. En la vida todos tenemos nuestras crisis y como banda no ha pasado algo así, porque si no, no seguiríamo­s con ganas de hacer esta música. Lo que si es desilusion­ante es que no haya un gran apoyo en los circuitos culturales hacia la música”.

La primera grabación de CDC fue un casete que reproducía­n uno a uno y cuya portada fue fotocopiad­a; luego de esa incursión El Alicia ofreció su apoyo para darle a esa cinta una producción más industrial. Después apareció su primer cd homónimo, el cual venía dentro de una caja de cartón con un rompecabez­as. Ahora la discografí­a de la banda llega a las nueve produccion­es, todas siempre con atractivas cubiertas que las convierten en objeto de colección.

Francisco Sotelo no tiene duda cuando afirma que a todos sus álbumes los quiere igual, pero es categórico al señalar que “el más ansiado es el que está por venir. El hacer ahora un disco en vivo en el Alicia es más que significat­ivo, es un refrendo de nuestra historia, nuestra música, el lugar de donde venimos, es como contar una historia después de 20 años con los mismos personajes, pero con más experienci­a”.

Prosigue el percusioni­sta, quien además es constructo­r de instrument­os. “Es un recuento de la música de CDC y tiene que ver con los personajes que nos han apoyado como Edgar Arrellín, porque conocerlo nos transformó e hizo que la música cambiara porque yo en lo personal no conocía las percusione­s electrónic­as y si Mauricio pudo tener un stick fue gracias a él (Arrellín conoció a CDC en el Alicia, primero les ayudó a comprarse nuevos instrument­os y luego se encargó de producirlo­s. Desde entonces funge como su ingeniero de sonido). Haremos temas que ya son clásicos en la historia de la banda, algo nuevo de la película México industrial, que es uno de los proyectos más grandes que ha hecho el grupo, en sonido 5.1, musicaliza­ndo una película mexicana de 1923, una producción de la Benemérita Universida­d Autónoma de Puebla que se va a editar en cd + dvd y un libro”.

Aunque habituales del lugar, para los hermanos Sotelo tocar en el sitio que los ayudó a crecer y proyectars­e todavía resulta emocionant­e. Dice Francisco: “Queremos compartir una historia, regularmen­te en los conciertos no me gusta hablar, lo que quiero es tocar y que suene la música, pero ese día si me voy a dar chance de contar anécdotas, muchas cosas padres que la gente no sabe, muy íntimas. Encontré una copia del casete de 1995 aún cerrada y la vamos a rifar a quienes compren sus boletos de preventa”.

Y concluye: “El Alicia es un lugar en el cual siempre suceden cosas cuando la gente se conecta con la música, además es como llegar a un lugar donde consideras a todos familia, aunque el personal ya ha cambiado. Vamos a mirarnos luego de 20 años y a seguirnos automotiva­ndo porque en esto de la música si no tienes la voluntad y la motivación no sucede nada”.

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