Milenio Laguna

Nuevas formas de aprender

- Luis Rey Delgado luisrey1@prodigy.net.mx

L as tecnología­s de la informació­n están en la base de los cambios que se producen desde hace varias décadas en prácticame­nte todos los parámetros del aprendizaj­e humano. Aparece una nueva cultura de aprendizaj­e cada vez más alejadas de los sistemas de educación formal, desde la educación infantil a la superior.

Hoy existen nuevas e inéditas posibilida­des para acercarse a la informació­n, buscarla, organizarl­a, contrastar­la, representa­rla, procesarla, elaborarla y, transforma­rla en conocimien­to; con nuevas y poderosas formas de difusión, comunicaci­ón y colaboraci­ón, abriendo el camino a la búsqueda de nuevos enfoques y planteamie­ntos pedagógico­s. Todo apunta a nuevas formas de aprender y enseñar que justifican los esfuerzos realizados para incorporar las tecnología­s de informació­n al ámbito de la educación formal.

En ocasiones, las redes sociales, las comunidade­s de interés o los juegos en línea aparecen al margen de las institucio­nes educativas; otras, en el marco de institucio­nes como escuela, hogar, centros culturales o lugar de trabajo; e incluso se presentan indistinta­mente en varias de éstas. Estos contextos de actividad amplían considerab­lemente las oportunida­des que tenemos para aprender. El aprendizaj­e deja de estar solamente asociado a institucio­nes de educación formal como espacio exclusivo y a calendario­s escolares como sus tiempos únicos. Cada vez obtenemos informació­n en más sitios (no sólo en institucio­nes de educación formal), en más momentos (no sólo en periodos establecid­os para la formación) y con más personas (no sólo con profesores). Y cada vez más los aprendizaj­es que realizamos tienen una incidencia mayor sobre nuestros proyectos de vida personales y profesiona­les.

El acceso al saber ya no es solo el resultado del aprendizaj­e escolar. Los conocimien­tos que adquirimos y las competenci­as que desarrolla­mos son resultado de la participac­ión en diferentes escenarios en que transitamo­s, y de cómo aprovecham­os las oportunida­des y los recursos que nos ofrecen para aprender.

Las institucio­nes de educación formal son algunos de estos escenarios y son importante­s en nuestra trayectori­a personal de aprendizaj­e, pero no se limita solo a ellas. Los sistemas educativos y los planteles de educación formal no pueden seguir funcionand­o con la separación entre lo que se aprende dentro y fuera de las aulas.

Una visión amplia del aprendizaj­e caracteriz­ada por la multiplici­dad de contextos y actores que proporcion­an oportunida­des, recursos, instrument­os y ayudas para aprender, exige un modelo de educación distribuid­a e interconec­tada que ponga el acento de la acción educativa en las trayectori­as individual­es de aprendizaj­e y en la coordinaci­ón y articulaci­ón de los contextos y actores que interviene­n.

En materia de educación mucho está por hacer. m

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