Nuevas formas de aprender
L as tecnologías de la información están en la base de los cambios que se producen desde hace varias décadas en prácticamente todos los parámetros del aprendizaje humano. Aparece una nueva cultura de aprendizaje cada vez más alejadas de los sistemas de educación formal, desde la educación infantil a la superior.
Hoy existen nuevas e inéditas posibilidades para acercarse a la información, buscarla, organizarla, contrastarla, representarla, procesarla, elaborarla y, transformarla en conocimiento; con nuevas y poderosas formas de difusión, comunicación y colaboración, abriendo el camino a la búsqueda de nuevos enfoques y planteamientos pedagógicos. Todo apunta a nuevas formas de aprender y enseñar que justifican los esfuerzos realizados para incorporar las tecnologías de información al ámbito de la educación formal.
En ocasiones, las redes sociales, las comunidades de interés o los juegos en línea aparecen al margen de las instituciones educativas; otras, en el marco de instituciones como escuela, hogar, centros culturales o lugar de trabajo; e incluso se presentan indistintamente en varias de éstas. Estos contextos de actividad amplían considerablemente las oportunidades que tenemos para aprender. El aprendizaje deja de estar solamente asociado a instituciones de educación formal como espacio exclusivo y a calendarios escolares como sus tiempos únicos. Cada vez obtenemos información en más sitios (no sólo en instituciones de educación formal), en más momentos (no sólo en periodos establecidos para la formación) y con más personas (no sólo con profesores). Y cada vez más los aprendizajes que realizamos tienen una incidencia mayor sobre nuestros proyectos de vida personales y profesionales.
El acceso al saber ya no es solo el resultado del aprendizaje escolar. Los conocimientos que adquirimos y las competencias que desarrollamos son resultado de la participación en diferentes escenarios en que transitamos, y de cómo aprovechamos las oportunidades y los recursos que nos ofrecen para aprender.
Las instituciones de educación formal son algunos de estos escenarios y son importantes en nuestra trayectoria personal de aprendizaje, pero no se limita solo a ellas. Los sistemas educativos y los planteles de educación formal no pueden seguir funcionando con la separación entre lo que se aprende dentro y fuera de las aulas.
Una visión amplia del aprendizaje caracterizada por la multiplicidad de contextos y actores que proporcionan oportunidades, recursos, instrumentos y ayudas para aprender, exige un modelo de educación distribuida e interconectada que ponga el acento de la acción educativa en las trayectorias individuales de aprendizaje y en la coordinación y articulación de los contextos y actores que intervienen.
En materia de educación mucho está por hacer. m