Algo que es otra cosa (II)
La creencia es que sólo existen dos maneras de estructurar una economía: socialismo o capitalismo; y se piensa que éstas dos maneras de desarrollo son excluyentes. Lo cierto es que ambas formas tienen en común lograr la dominación y el control de los individuos que gobierna.
El capitalismo se basó en la filosofía del liberalismo clásico que vio la economía como una ciencia cuyo equilibrio iba a lograrse si sólo no se le aplicaba interferencias. El resultado era la libertad, aunque en el centro de todo se encontraba la idea de la compensación según el esfuerzo. Entre más se afanara un ciudadano por alcanzar el éxito, más recompensa metálica obtendría.
Este paradigma sigue motivando nuestro comportamiento. Creemos que todos tenemos la misma oportunidad de llegar al éxito y pensamos que, si una persona cuenta con riquezas, es porque se las ha ganado a través del trabajo duro. La realidad es que no es verdad que todos contamos con las mismas oportunidades y que las posesiones materiales no son el resultado del trabajo.
En México, el acceso a la acumulación de capital se ha logrado históricamente a través de la explotación (industrial, natural y humana) y a través de la corrupción —tenemos una revolución como prueba—. Paralelamente a estas vías se ha desarrollado un capitalismo criminal, el cual parecería un atajo en relación con las maneras “legítimas” de producción económica. El caso es que todas estas formas de acumulación de riqueza tienen como objetivo final la dominación de los individuos, ya sea por medio de la ley o ya sea por medio de la sangre. En ocasiones, éstas convergen.
El entretenimiento parece ser una opción dentro de esa libertad que podemos alcanzar los ciudadanos. Éste puede ser por experiencia directa o solamentepor medio de un acercamiento virtual. Pero no importa, el entretenimiento es también un producto cuyo consumo echa a andar el ciclo capitalista y, en vez de más libres, más atrapados nos encontramos.
Si la lógica del capitalismo neoliberal contemporáneo nos impone más gastos y salarios más pequeños, ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué opciones tenemos para dejar de ser prisioneros? Echemos un vistazo a lo que teóricos y filósofos han dicho al respecto. Nos leemos en una semana.