FUTBOL SIN FUTBOL
MILENIODiario estaba en la colonia Tabacalera, Distrito Federal).
En la televisión jugaba el América contra quién sabe quién. Era notoria la antipatía que la gente mostraba hacia las Águilas, que brinqué como resorte de mi asiento y empecé a apoyar al que se convertiría en mi equipo favorito: el América, pues me pareció que si todos estaban en su contra (como al Peje) ese equipo me necesitaba. Tal fue mi enjundia que llegué a MILENIO Diario echando porras hacia mi nuevo equipo favorito.
Una vez porté una playera del América en una galería de arte, donde puse música; algunos de los presentes me la quitaron y pretendieron quemarla.
Mis enemigos naturales, obvio, fueron los Pumas: juzgar a los americanistas de fanáticos de Televisa es tan idiota como suponer que uno que le vaya a la UNAM es intelectual de izquierda.
Se necesita cierta sabiduría para comprender mi ironía. ¡México! Nací en Xalapa, Veracruz, y no creo que ponerme una playera de los Tiburones Rojos me vaya a hacer más veracruzano.
Una vez vi a Marta Sahagún con una playera de México en la televisión y decidí que siempre portaría playeras de los equipos que se enfrentaran a los ratonesverdes.
Cuando en un Mundial jugó México contra los Estados Unidos, en ningún puesto vendían la playera gringa. La encontré en Sears, y cuando estaba pagando, un sujeto me dijo preocupado: “Dime que es para una broma”. Antes de que se armaran los madrazos, le dije que era para una obra de teatro.
Ahora sí me puse la de México, pero no por oportunista (como ElBronco, Meade, Mikel, Anaya y la Barrales) sino porque el triunfo de México sobre Alemania es un milagro (que presagia un probable triunfo del Peje) y eso amerita celebrarse. ¡Oé, oé, oé, oé…!