Así vivimos… El alto costo de la democracia en México
Ayer, luego de 90 días, concluyeron las campañas electorales y se dio inicio a un periodo de veda electoral previo a las elecciones del próximo 1º de Julio, mismas que serán recordadas como las más caras en la historia del país.
De acuerdo con el Presupuesto de Egresos Federal 2018, si consideramos el gasto del Instituto Nacional Electoral (INE), el financiamiento público a partidos políticos y el presupuesto otorgado al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el proceso electoral tendrá un costo de organización aproximado de $28 mil 108 millones de pesos. Es decir, la disponibilidad de cada voto costará (se ejerza el voto o no) $315 pesos.
Acorde con el Proyecto de Financiamiento para partidos y candidatos independientes, aprobado por el Consejo General del INE, de los $6,702 millones de pesos asignados, $2,148 millones de pesos habrán de destinarse para los gastos de campaña de los nueve partidos que integran la contienda, 27.8% más que el gasto realizado en 2012.
En lo local, de acuerdo con datos analizados por el Observatorio de la Laguna, el costo de la democracia en Coahuila, si consideramos el presupuesto destinado al gasto ordinario del Instituto Electoral de Coahuila (IEC) y el financiamiento público a partidos políticos, asciende a $375 millones de pesos, prácticamente el mismo presupuesto utilizado el año pasado, aunque ahora sólo se renovaran alcaldías.
A pesar que la disponibilidad de cada voto, aunque éste no fuese ejercido, costará a los coahuilenses 174 pesos, de acuerdo con información del IEC durante la pasada elección solo el 38% del listado nominal en la entidad no ejerció su sufragio, lo que sin duda representa un obstáculo al desarrollo democrático de nuestro país.
Más allá de los datos, que evidencian el alto costo de la democracia en el país, está la realidad y es que, en promedio, 6 de cada 10 mexicanos desconfía de las Instituciones electorales del país, de acuerdo con los resultados de la ENCIG 2017.
No obstante, debemos comprender que nuestra participación ciudadana no debe limitarse a emitir un sufragio, ya que es en ese lugar donde comienza nuestra vida democrática, es ahí donde comenzamos a participar de las decisiones que marcarán el rumbo del país, siendo ciudadanos críticos y propositivos, convencidos que mejores ciudadanos generarán mejores gobiernos.