Con entrenamiento se puede alcanzar el mismo nivel de los bailarines africanos
esto permite una interacción mayor con la cultura africana que si se recurriera a grabaciones. “Siempre tenemos percusiones en vivo. Actualmente trabajamos con licutis, que son unos tambores mozambiqueños, y algunos otros instrumentos africanos, como el tambor yembe, que se toca mucho en Malí y Senegal. Como resulta difícil traerlos de África, algunos los fabricamos aquí”.
Constituido por nueve bailarines y cuatro músicos, Ndjira ha sido bien recibido en México. Su director dice que, al final de sus actuaciones, la gente se acerca y les dice que se trata de “un proyecto nuevo, diferente, porque además de bailes de Mozambique incluimos danzas de otras partes de África, que mucha gente no conoce. Hay una buena recepción a nuestro trabajo”.
Aunque la forma de bailar entre africanos y mexicanos es diferente, todo es cuestión de seguir el rigor de las rutinas y tener paciencia para adaptarse a los ritmos, afirma el maestro. “Con entrenamiento se puede alcanzar el mismo nivel de los bailarines africanos”.
Además de danza y música, Ndjira organiza exposiciones de arte, así como fiestas donde la gente puede bailar música moderna africana. También se presentan muestras de gastronomía.
A partir del 8 de julio, Ndjira impartirá un curso de verano en su sede en Casa Manu (Donceles 54, Centro Histórico). Informes e inscripciones en ndjira.mexico@ gmail.com.