JUBILACIONES TIRAN LA POPULARIDAD DE PUTIN PESE A MUNDIAL
Más de 2.5 millones de rusos exigen derogar una reforma que por primera vez en 80 años eleva la edad del retiro
La alegría de los aficionados rusos por el exitoso desarrollo de la Copa Mundial de futbol se ha visto empañada tras el anuncio de la ampliación de la edad para el retiro, lo que movilizó ayer a millares de personas en una veintena de ciudades en todo el país.
En Moscú, las protestas llegaron hasta la Plaza Roja pese a la prohibición de cualquier reunión pública en el marco del Mundial, convocados por Alexei Navalny, el principal opositor al presidente Vladímir Putin pero también por los comunistas, hostiles a la reforma laboral y también de Rusia Justa, dos partidos aliados en el parlamento. También en los Urales, más de 4 mil 500 personas, según los organizadores, reclamaron la reunincia del presidente Putin.
De acuerdo con Isabelle Mandraud, corresponsal en Moscú del diario Le Monde, nunca desde 1932, cuando la edad para jubilarse fue fijada por Stalin en 55 años para las mujeres y 60 para los hombres —cuando la gente vivía unos 40 años— el poder había osado atacar esa conquista. Y en 2005, Putin prometió: “Mientras yo sea presidente, nunca se tomará una decisión así”.
Sin embargo, la reforma anunciada por el primer ministro Dimitri Medvédev el 14 de junio, día del inicio del Mundial, prevé ampliar de manera progresiva, a partir de 2019, el límite de retiro de los hombres en 65 años y de 63 años para las mujeres. Ocho años más para las mujeres, cinco para los hombres, que la pasan mal en un país donde la debilidad de las pensiones -unos 210 dólares en promedio– empuja a millones de jubilados a buscar un trabajo de apoyo. Pero, según Mandraud, “las mujeres son particularmente vulnerables ya que a menudo deben contentarse tras 50 años con pequeños trabajos para reunir los dos ingresos, cuando su esperanza de vida aumentó a 77.7 años. La de los hombres, no obstante, sigue baja: 67.5 años. Apenas dos años después de la nueva edad del retiro considerada en la reforma”.
La medida, añade Mandraud, unida al alza del IVA de 18 a 20 por ciento, desató la protesta. Un pedido, lanzado por un sindicato hasta hace poco leal al poder, reunió ya más de 2.5 millones de firmas. Y los argumentos difundidos por las cadenas de televisión públicas sobre las “ventajas” de la reforma, destinada según el gobierno a “paliar el desequilibrio demográfico”, no convencen.
También han sido vanas los intentos del vocero del Kremlin para poner a Putin al margen de la tempestad. “El tema de la reforma concierne al gobierno, pero el presidente no participa de los trabajos”, dijo Dimitri Peskov. Pero en última instancia, si esta se vota, deberá ser firmada por el jefe de Estado reelegido en marzo para un cuarto mandato.
A raíz la iniciativa, la popularidad de Putin cayó en forma brutal. Según un estudio del instituto VTsIOM publicado el 29 de junio, la confianza se hundió a los niveles de diciembre de 2011, con -40 por ciento de opiniones positivas, la peor cifra desde hace 12 años.
La reforma se anunció el 14 de junio, el día de la inauguración del Mundial y la noticia cayó como un balde de agua fría cuando, además, en las familias rusas todo depende de las mujeres.