RODRIGO, NUESTRO AMIGO, NUESTRO DISEÑADOR
Leal, trabajador, responsable y sobre todo excelente amigo, asi lo recordarán siempre sus compañeros
Sus compañeros de trabajo lo recuerdan como un compañero más que leal y trabajador, un buen amigo. De esos amigos que es difícil encontrar y fácil de querer, de esos que te ofrecen una de sus manos y si es posible ambas, tal como lo hacía Rodrigo Gallegos.
Un joven de 32 años alegre y apasionado por su profesión. Diseñar fue su vida, y a su vez lo era plasmar sus trabajos entregando sus pendientes en orden y a tiempo como todo un profesional. Era más que claro que para él no era trabajo, era su pasatiempo.
Fue egresado de la Carrera de Diseño Gráfico por la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) en Saltillo, ciudad que lo vio nacer un 6 de agosto del 87 desde donde llegó a Torreón a prestar sus servicios en el periódico Milenio La Opinion Laguna y el Express hasta ahora, estaba por cumplir 8 años de labores como diseñador editorial.
Su inspiración era su hija Regina de 7 años, quien al nacer traía, como se dice coloquialmente ‘La torta bajo el brazo’, ya que cuando nació acababa de entrar a trabajar en lo que más le gustaba hacer.
En sus redes sociales compartía constantemente el amor que tenía por su familia, de la que estaba lejos, pero no tanto para subir a su auto y tomar la carretera Torreón-Saltillo y llegar con los suyos a disfrutar de fiestas y reuniones, con mayor razón por ver a sus padres.
Tanto era su amor por lo que hacía que llegaba a trabajaba desde las 9 de la mañana en su primer trabajo para que al salir del mismo y dirigirse al periódico donde ya lo esperaba su computadora, además de todo un grupo de trabajo que lo estimó y nunca recibió queja alguna de sus obligaciones profesionales.
Sin agraviar tenía muchos amigos, igual llegaba y sin conocer a los de la bola se acoplaba, era atrevido y platicaba de todo, tal como lo describe Iván, compañero diseñador y a quien veía como todo un hermano.
“Por las mañanas trabajaba en una agencia de diseño y por la tardes venía al periódico hasta pasada la media noche en ocasiones. Luego se salió de la egencia y empezó a trabajar por su cuenta en las mañanas, muy jalador”.
“Incluso en una ocasión pidió sus vacaciones en Milenio para cumplir con un pendiente que tenía por cumplir en un trabajo de diseño, no le quedaba mal a nadie”.
Sus planes fueron truncados por la vida, a veces tan injusta para los que sueñan en grande, tal como Rodrigo lo hizo al tener planeado una vida nueva, con su casa y auto recién adquiridos, sin contar al “Moyo”, su mascota pug que tenía unos meses de haber adoptado, sus planes iban viento en popa.
“Él ya tenía en mente un plan para lo que sería una nueva vida, para comenzar otra vez. Ya tenía su casa, sus muebles, su perrito, su auto nuevo; muy cuidadoso con lo que estaba haciendo”, platica Ceci, amiga y ex compañera de trabajo con quien solía convivir en bola en sus tiempos libres, para así charlar sobre el trabajo y la vida mientras estaban en la zona de fumadores en la oficina.
“Un buen camarada, favor que le pedías y paro que te hacía sin dudarlo y sin miramientos. Para el trabajo era muy dedicado ya planeaba invertirle a su nueva casa para que quedara como él siempre quiso el hogar de sus sueños”, expresa su compañera.
Rodrigo dejó en esta vida una hija, a sus padres y sus dos hermanos, sin olvidar a sus entrañables amigos, compañeros y colegas. Pero dejó también lo más importante en toda sociedad: el ejemplo de trabajo, el profesionalismo y la dedicación por delante.
Después de días sintiéndose mal le diagnosticaron una bronquitis que se convertiría en una neumonía la cual resultó fulminante para su vida.
La noticia de su partida consternó a todos sus allegados quienes se negaban a lidiar con la idea de no volver a ver a su amigo, hermano y colega, así lo recordará cada uno que tuvo el placer de tratar con un amigo como Rodrigo Gallegos Montes.