Se acabó la fatuidad
Hace casi tres semanas, la sociedad votó por un cambio de régimen, no por un simple relevo en el gobierno. Estoy convencido que al ejercicio del poder debe devolvérsele su sentido ético y moral, quitarle la frivolidad, la fatuidad, la opulencia, la fantochería y el derroche. Debemos devolverle a la política su dignidad y a los políticos su vocación social y de servicio público. Con agrado veo que las primeras 50 acciones que emprenderá el nuevo gobierno de la República están orientadas claramente en este sentido. No existen medias tintas ni simulaciones. Tenemos un Andrés Manuel López Obrador muy Andrés Manuel López Obrador, lo cual es positivo, porque precisamente por un cambio de esta naturaleza votó mayoritariamente la sociedad mexicana.
Considero que cada una de las acciones propuestas por el Presidente electo debe y tiene que aplicarse en Puebla, estado que se ha convertido para mal en ejemplo de corrupción, autoritarismo, derroche y fatuidad. Por esto, resulta de primordial importancia que las 50 acciones de austeridad y contra la corrupción se apliquen en esta entidad.
Todas son importantes, pero entre las más significativas en materia de combate a la corrupción destacan que el gobernador pueda ser juzgado por delitos electorales y relacionados con actos de corrupción, que se eliminen los fueros y los privilegios de los altos servidores públicos estatales, que sean delitos graves el tráfico de influencias, la corrupción, la asociación entre servidores públicos para atentar contra la hacienda pública, el robo de combustibles y el fraude electoral en cualquiera de sus modalidades. Que exista autonomía de los titulares de las fiscalías general, electoral y anticorrupción, mientras que los funcionarios públicos deberán presentar su declaración de bienes patrimoniales y de sus familiares cercanos; esta información será publicada y transparentada en todos los casos, no una simulación como la que hicieron Rafael Moreno Valle y su esposa.
En materia de austeridad sobresale que el salario de los gobernadores debe reducirse a la mitad, que no existan adquisiciones de vehículos nuevos para servidores públicos y se reduzca el número de asesores. Se debe terminar con los privilegios, los viáticos reducirse a lo indispensable, suprimirse los gastos médicos privados, eliminarse los gastos excesivos en las oficinas gubernamentales, ahorrar energía eléctrica, agua, telefonía, internet y combustibles.
No debe haber viajes, derroches, ni dispendios, por lo cual, ningún servidor público podrá utilizar en su domicilio a trabajadores del Estado, no remodelar oficinas, ni comprar muebles de lujo; los policías y agentes de las distintas corporaciones no deben estar al servicio de los funcionarios públicos sin plena justificación. Tampoco utilizar a las instituciones del Estado para espiar o intimidar a los disidentes políticos.
En Puebla el cambio ya llegó. Vino con el voto de la inmensa mayoría de la sociedad. La nueva correlación de fuerzas en el estado ya es una realidad. Todas estas medidas deben aplicarse y, con esto, la mafia del poder, que intenta mantener el control en Puebla, llegará a su fin. Estoy seguro de que la justicia electoral federal anulará la elección para gobernador y después de que haya justicia, el cambio en Puebla llegará de manera plena.
Resulta importante que las 50 acciones de austeridad y anticorrupción se apliquen en Puebla, ejemplo de corrupción