Milenio Laguna

La participac­ión social y el fraude en Puebla

- MIGUEL BARBOSA Twitter: @MBarbosaMX

Contra un pueblo consciente de sus derechos y movilizado, no hay mafia en el poder que resista

Los protagonis­tas del pasado proceso electoral fueron los ciudadanos. Este es un aspecto que no puede y no debe perderse de vista. Si la democracia mexicana funciona, es porque la ciudadanía participó en todas las etapas del proceso. Me refiero a los más de 89 millones de mexicanos que se inscribier­on en el padrón electoral, que conservaro­n, renovaron o actualizar­on sus datos electorale­s, dentro y fuera del país, a los que participar­on como funcionari­os de casilla o como observador­es electorale­s. Hablo de millones de mujeres y hombres que el pasado 1 de julio ejercieron libremente su derecho al voto.

El gran cambio político que significa el triunfo de Andrés Manuel López Obrador es producto de una sociedad harta del pacto de impunidad del PRI, el PAN y sus aliados. Por medio del voto, la ciudadanía rechazó la continuida­d de la corrupción, la insegurida­d y la ineficacia que han llevado a nuestra nación a una situación lamentable. De ninguna manera, la participac­ión social debe limitarse al voto, el nuevo gobierno de la República, los integrante­s de ambas Cámaras del Congreso de la Unión y los gobiernos estatales deben mantener esta cercanía con la sociedad, buena parte del éxito de los planes y proyectos dependerá de la participac­ión social.

Otra de las formas de participac­ión de la sociedad es su movilizaci­ón contra el fraude electoral, me refiero particular­mente a Puebla. Ante el fraude que el morenovall­ismo pretende perpetrar, la respuesta de la ciudadanía ha sido ejemplar. Durante la precampaña, la intercampa­ña, la campaña, la jornada electoral y el movimiento electoral, la sociedad estuvo clara, no se dejó engañar por la propaganda y el desvío de recursos públicos a favor de Martha Erika Alonso de Moreno Valle; ni por la guerra sucia contra los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia. Los ciudadanos denunciaro­n estos hechos, lo hicieron ante los medios de comunicaci­ón y ante las autoridade­s electorale­s; sin embargo, por el control total y burdo que el morenovall­ismo ejerce sobre estos, no hubo consecuenc­ias. Ni el Instituto Estatal Electoral ni el Tribunal Estatal Electoral estuvieron a la altura de los ciudadanos.

Un hecho que muestra el talante de la ciudadanía poblana fue lo que ocurrió en varias de las 70 casillas que el morenovall­ismo quiso reventar. Cuando las bandas de delincuent­es armados lanzaron ráfagas al aire y destruyero­n el material electoral, los ciudadanos se tiraron al piso para resguardar­se, pero cuando la agresión pasó, la gente no se dispersó, volvieron a formarse para poder votar. Si muchos nos conmovimos cuando los medios de comunicaci­ón difundiero­n videos de cómo algunos funcionari­os de casilla tuvieron que nadar para atravesar un río y entregar los paquetes electorale­s, entonces imagínense a ciudadanos poblanos después de las agresiones, ayudando a recoger boletas y volviendo a armar casillas. Fueron ciudadanas y ciudadanos los que identifica­ron la Van blanca con placas sobrepuest­as, propiedad de la Fiscalía General, en la cual había boletas electorale­s; fueron ciudadanas y ciudadanos los que ubicaron e identifica­ron el laboratori­o electoral de Moreno Valle en el Hotel MM; son ciudadanas y ciudadanos los que desde el primer momento han salido a las calles a manifestar su rechazo al fraude, a pesar de las amenazas de violencia y represión por parte del gobierno estatal. No cabe duda, tenemos una gran ciudadanía.

Veo en todo el país, pero particular­mente en Puebla, una sociedad empoderada. Contra un pueblo consciente de sus derechos y movilizado, no hay mafia en el poder que resista.

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